Te elijo a ti

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Ayase Eli, ese es mi nombre. Soy una joven normal que proviene de una familia adinerada, pero bastante humilde en cuanto a actitud. Sin embargo, aunque a vista del público somos dueños de una de las empresas más exitosas de Japón, en lo que respecta al ámbito personal, provenimos de una raza especial, una que consiste en seres humanos con la habilidad de transformarse en zorros. Este poder se ha traspasado de generación en generación, y únicamente los Ayase de sangre pura practican esta capacidad.

Hoy, como cualquier otro día, decidí ir a dar una vuelta al recinto de animales salvajes, ahí me he encontrado con la sorpresa de que hay casos similares a los míos, y que al igual que yo, están ahí por aburrimiento, algunos incluso intentan escapar de sus responsabilidades. Muchos podrían considerarme una especie de zorro bastante inusual, sobre todo por el color de mi pelaje... digo, ¿quién ha visto alguna vez a un zorro rubio? Eso es lo que nos diferencia de los demás, simplemente nuestro pelaje. Sin embargo, algo sucedió el día de hoy que provocó que toda esa paz y tranquilidad que siempre sentía en ese lugar, fuera robada. Un vehículo impactó contra uno de los muros principales del recinto, dando a muchos de los animales, la libertad de marcharse... ya que lo único que los detenía de irse era la altitud del muro (las criaturas residentes de aquel lugar son animales de estatura mediana y pequeña).

Debido a la gran conmoción y la posibilidad de que fuera capturada, corrí sin fijarme a dónde iba, por lo que terminé adentrándome, en mi forma animal, a un departamento cercano. Cuando caí desde la ventana hacia el interior, caí muy rápido y me golpeé levemente la cabeza, por lo que, algo mareada, me dirigí a un espacio más amplio. Por otro lado, los desesperados pasos de alguien me prohibió quedarme dormida, aquel golpe me había atontado más de lo que pensé, y sin percatarme, ya había cambiado a mi forma humana... bueno, no del todo.

- ¡AAAHHHHH! - fue el grito que traspasó e hizo doler mis tímpanos.

- Uum... ¿podrías... callarte? - dije con algo de molestia, mis orejas son bastante sensibles.

- ¿Eh? - sentí una mirada sobre mí - ¿h-hablas?

- Por supuesto, ¿qué te crees que... soy? - fue ahí cuando caí en cuenta de lo que estaba pasando. - ¡¿Eh?!

En resumen, ella aceptó mi explicación y existencia, haciéndoseme más fácil el poder relacionarme con ella. Nozomi es una chica que roba mi aliento, de hecho, me he dado cuenta que no puedo dejar de mirarla, su tímida y a veces cautelosa mirada me encanta, es como si algo me atrajera a ella. Una sonrisa se asoma en mi rostro ante su amabilidad y atención, puedo notar que no tiene mucho en su departamento, quizás ayudarla un poco no le haría daño a nadie, pero... ¿aceptará mi ayuda?

- Elicchi...

- ¿Mmm? - volví en mí, supongo que me había distraído mucho.

- ¿Tienes donde quedarte?

- ... - abrí mis ojos con suma sorpresa, no puedo creer que se preocupe tanto por una extraña. - e-ehm... sí, creo que sí, pero queda algo lejos de aquí... - suspiré, la verdad no quería irme.

- S-Si no quieres irte, yo no tengo problema... p-puedes quedarte conmigo unos días si gustas, pero debo advertirte que no tengo un sofá o futón en el cual puedas acostarte, t-tendrás que dormir en mi cama... - se sonrojó.

- ¿Y dónde dormirías tú? - me crucé de brazos, esperando la respuesta que sabía no me gustaría.

- Yo... dormiré aquí en la sala... - desvió la mirada.

- ... - lo sabía. - Nozomi... ¿puedo preguntarte algo?

- ¿Mmm?

- ¿Qué pensarías... si te dijera que soy millonaria?

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⏰ Última actualización: Oct 02, 2020 ⏰

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