Capítulo VI

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17 de junio - Desecha las malas vibras...Antes de que ellas te desechen a ti

"La basura es botada, lo inservible quemado...pero una muñeca es conservada"

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Camina rápido que puede alcanzarte, por más que sientas su cuerpo inerte en tus brazos, ella todavía tiene un haz bajo la manga.

Regresar al pasado, a la vida olvidaba es como abrirte a ti misma una herida en el pecho.

"El pesado pasado con el que cargas"

Las hojas crujen a tu andar, las ramas se mueven con el viento de voces calladas y los animales huyen con verte, no, con verla ...porque ya saben que deben correr.

"Eso es instinto de supervivencia"

La tiniebla llega, nubla tu vista y sientes todo pesado de nuevo como en ese sueño. En esa pesadilla, la peor de todas que sin darte cuenta alguna vez alguien la vivió, la peleo y perdió cayendo en los brazos de la muerte.

¿Es qué todavía no entiendes? O ¿Necesitas más desgracias?

¿Quién sabe? A este paso solo las caras tristes y los llantos imparables detectarás.
Sin embargo ahora enfocate en caminar, llega al presente y comienza donde todo comenzó.
El bosque te recibe de la misma manera que la recibió a ella, las ramas tocan tu cabello y rasguñan tu piel.

"Intentan pararte"

-¡Ay! - gritaste por ver como esas secas, sin color y sin vida de las ramas habían entrado a tu hombro sin consideración alguna.

¿A ella también le habrán tenido consideración?

Claro que no, pero a comparación tuya solo tiene una marca en su mejilla. Esta sangraba sin que te des cuenta, su sangre espesa y negra chocaba con la tuya que torpemente trataste de cubrir.

"Es tan tóxica que podrías morir"

-Ya llegaré, lo sé - hablabas para levantar esos ánimos tan bajos que ahora tenías, no podías evitarlo.

El entorno traía recuerdos, pesadillas y dolores, sin saber el porque vienen o el origen. Tú tuviste una hermosa infancia, la pubertad te choco como a todos y ahora es donde compararás esta vida con una miserable.

Una que se apagó a los pocos años de edad, una que no pudo ni reír, una que cruelmente se desvaneció en el aire de un espesor imborrable.

Sí, una que miserablemente nació aquí y así murió.

"Nadie, Tú también eres ¿nadie? "

El aire en tus pulmones disminuía tu paso, tus piernas pedían un descanso y tus ojos un apagado. Las cosas que veías no lo pedías, pero por las faltas se cumplían.

Cuerpos inertes, sangre en las flores que algunas vez florecieron ahí y la fangoso agua de un manantial, antes sagrado.

No pudiste evitar recordar ese día, esa visión que sin duda era el mismo lugar. Todo excepto el monstruo, ese que te tocaba y hacia callar.

-Dios, contigo seré fuerte lo sé - rezaste sin notar que tus palabras eras erradicadas del ambiente, y la tomaste de su pierna para lanzarla.

"Regresarle el favor" "Hacerla pagar por la pesadilla" "Por las sensaciones de horror y los toques de miedo" Pensamientos que según tú estaban correctos.

Mi muñecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora