Capítulo VII

160 25 22
                                    

14 de julio: Caen los pedazos de tu corazón... Uniéndose en el suyo

"Las rupturas amorosas, es el hueco que deja una persona en tu corazón..."

〰Petra〰

Un eco se oye en mis oídos, en esta penumbra del silencio, mientras las almas aclaman mi nombre... Me dejó ir a un agujero de burlas.

Ral... ¿Hablamos? ... No

Ral... ¿Jugamos?... No

Ral... ¿Despertamos?... Petra

¡Petra!

...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...
...

-¡Petra! - su voz me volvió a traer a la realidad como un cobijo, una salvación del círculo de pesadillas a la que era sometida.

-Hola...Levi - mis fuerzas eran nulas, estaba cansada y agotada, no solo físicamente sino mentalmente. Fueron cuatro semanas difíciles, ¿Se habrá preocupado por mí?

-Estos días no has venido - su voz... no encontraba señales de preocupación por más que el mensaje sea para saber mi estado.

-Estuve cansada, solo es eso. El estrés...

"Mucho estrés puede matarte"

-Escucha mañana regresa, ¿No crees que cuatro semanas no fueron suficientes? - sobaba mis ojos mientras hablábamos.

-Tal vez sí, veré si voy - mire mis manos, sucias y desgastadas. Completamente diferentes a las anteriores "manos de diosa" que poseía, ¿Qué más me puede pasar?

¿Alguna vez volveré a tener una dicha... una alegría... una noticia que llene este dolor de mi alma? ¿Alguien podría sacarme del infierno en el que ahora estoy atada?

"¿Quién podría ayudarte?... ¿Nadie?"

-Tienes que venir mañana si o si, tengo algo que decirte y es muy importante - su voz sonó suave que acelero sin consideración mi corazón y dejo un destello de luz en mis ojos.

La esperanza... ¿Por qué te tardaste tanto?

-Hay perdón, es que alguien me tiro a un lago... - su voz, la oí tan cerca.

Abracé mis piernas sin soltar el celular de la mi oído, sentí ese cosquilleo que te persigue por toda tu columna y toca tu cuello. Lo envuelve en seda roja, en sangre y lo ajusta. Sin embargo sus manos no están, ya que desde lejos me observa la espalda y el charco que ocasiona mi líquido vital en la cama. Quiero moverme, quiero hablar, pero como agujas se meten en mis labios y en mi lengua.

Los dientes me pican, la espalda ya duele y es arqueada sin piedad; los huesos sobresalientes que siempre tuve ahora salen con más ímpetu, con más fuerza como si fueran dos alas pero rotas, quemadas y destruidas.

-Ayuda - susurre contra el teléfono, esperaba oír su varonil tono que poseía, puede que a veces asuste como si estuvieras exactamente en el infierno pero lo que necesitaba ahora es oírla.

"Se te abrirán las puertas, ¿Subirás o bajarás? "

-¿Estás bien? - incredulidad, pensará que estoy loca.

-Si solo vi una araña y tuve miedo, nada más - reí nerviosa, temía que descubriera esto. A este ser que yo misma invoque y traje, que yo había usado en él.

Mi muñecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora