¿Sería tan malo?

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Ryoga se sorprendió por el repentino choque de los labios de la pelirroja contra los suyos, sintió como una rayo electrificante recorría su columna y los pelos de su piel se erizaban al contactos físico con la niña. Así como Ranma el alcohol subió a su cabeza dando paso a los deseos que intentaba anteriormente esconder, pero de todas formas no logro reprimirse al sentir la carne suave y húmeda de sus labios haciendo encender las llamas de la pasión del chico cerdo.

Él joven del pañuelo en su cabeza quería negar con todo su ser que la persona que besaba en su interior seguía siendo un hombre, pero la realidad era evidente. Ranma en este momento es una mujer en todo su esplendor. Y él de todas formas tampoco negaría que hace unos momentos deseaba tener esos labios contra los suyos.

Ahora él respondía el beso con pasión, con una mano tomando la cabeza de la niña atrayéndola a su boca, moviendo su lengua con la de ella, sincronizados en una danza húmeda y placentera dejándose llevar por la emoción, y con su otra mano acariciaba su espalda recorriendo cada centímetro, bajando lentamente hacia abajo llegando a su trasero, agarrando la carnosidad de la joven y de igual forma atrayéndola con fuerza a su regazo, apretándola contra su cuerpo.

Ranma por otro lado su mente daba vueltas y vueltas; estaba ebria. Así mismo por el alcohol sintió la necesidad de cercanía de un amante. Ahora con la llegada de Ryoga, el pasado que ha tenido con él y las veces que extraño su presencia hizo que Ranma recordara las múltiples ocasiones donde le dedicaba picaras bromas al chico cerdo. Bromas donde se dejaba ser una chica enamorada, pero al fin y al cabo solo eran bromas, ¿Pero en realidad eran solo eso?

Pues para la niña pelirroja como menciono anteriormente cuando aun tenía su maldición de cambio de género; cuando era niña su mente lo era al cien por ciento. Adoptando los sentimientos y sensaciones de una chica real, y cuando lo era su corazón igualmente cambiaba.

Pero gracias a las pesadas responsabilidades que cargaba, sobre mantener un status de un hombre fuerte y varonil esos sentimientos de su lado femenino tenían que ser enterrados en un foso y quedarse allí. Sentimientos y deseos por un chico que al final eran tales de un desviado; él era un hombre, debía mantener ese status y darse cuenta de respetar por ello.

¿Cómo un hombre por mas que se transforme en mujer podía gustarle un chico? Era inaceptable, ¿Qué pensaría su padre, su madre o su prometida? En aquellos tiempos debidos actuar recto, demostrar constantemente representando el título que llevaba; un hombre entre hombres.

Pero eso quedo en el pasado, como su gran virilidad y el titulo que cargaba, ahora es una mujer en todo su derecho. Por más que quiera cambiar el pasado la evidencia actual dejaba ver una hermosa chica pelirroja hasta el fin de sus días.

En este momento es una chica, con los deseos de una y teniendo delante de ella al chico que alguna vez comenzó a gustarle por culpa de su lado femenino, y que mas... la caña de pescar, como no olvidar esa tragicómica situación, y ahora añadiendo los efectos de licor en su cabeza exhumo aquellos sentimientos que cubrió con su antiguo orgullo masculino y los expuso a la luz sin rechistar. Su lado femenino pasando a ser su lado real y su lado masculino como un recuerdo del pasado, no tenia nada en que apoyarse como para decir " no puedo hacer esto ya que soy un hombre".

Ya no estaba esa barrera, así que solamente se dejo llevar por la falta de calor. Y lo disfrutaba como no nadie más lo podría imaginar, el toque de las manos de Ryoga frotando su cuerpo, su espalda, a sus caderas y acariciando cada centímetro de ella hasta llegar y agarrar firmemente sus glúteos, la masculinidad del chico haciéndose notar entre sus pantalones, mientas la pelirroja mecía sus caderas sobando el voluptuoso paquete del joven ardiente.

La humedad y sensualidad del beso de chico cerdo, sintió como era devorada con deseo por él, el choque de sus lenguas danzando una y otra vez al ritmo de la respiración agitada que tenían ambos.

Antes, Ahora y Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora