ＡＴＨＥＮＡ． /əˈθｉːｎə/
❛ No hay mal que duré cien años,
cuanto mas oscura es la noche es
porque mas radiante sera el día ❜
ORIGINAL STORIES ╳ ATHENA
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Publicada: 27/03/21 |...
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LA LUZ GOLPEÓ directamente en los ojos, molestando su visión y cegándola, obligándola a cerrarlos de golpe. El frío caló hasta los huesos y la falta de aire la hizo toser, llevándola a sentarse de improviso, lanzando bocanadas a la nada en busca de oxígeno. Intentó abrir los ojos, pero el dolor de cabeza que pulsó en su mente la forzó a cerrarlos de nuevo. Quiso llevarse la mano a la cabeza, pero esta no respondió; ni siquiera pudo mover un dedo a pesar de que lo ordenaba.
Tres años. Ya estás despierta.
Estaba exhausta de dormir, y aunque sonaba estúpido, técnicamente había estado sedada. Volvió a bostezar con tanta fuerza que varias lágrimas salieron de sus ojos, provocándole una punzada en el ojo izquierdo que la hizo gemir de dolor.
━━Buenos días, Nythie.
Asintió, sintiéndose mucho más dormida que despierta.
━━Buenos días, ¿Nike?
━━Así es, Nythie. Ven, gira tu cuerpo ciento ochenta grados hacia la derecha e impúlsate adelante. Yo me haré cargo de lo demás. Tus sistemas vitales están muy bien, aunque noto algo en tu muñeca izquierda. Te llevaré a la enfermería después. Estarás bien.
Parpadeó varias veces, tratando de acostumbrarse a la luz que emanaba de su cápsula y que le dificultaba observar toda la habitación. Se sentía tan boba en esos momentos. Obedeció a Nike, la gran computadora e inteligencia artificial de Industrias Olympus; su voz siempre presente, suave y calmada, era tan arrulladora que la invitaba a dormir.
No podía ver bien el lugar; era la primera vez que sus ojos veían en tres años. Estaba más que desorientada.
«Cuando esto termine, ya sabes, me gradue y no estemos... Ya sabes, solo... Quisiera pasar mi vida contigo, quiero casarme contigo... Te amo»
Una sonrisa boba llegó a sus labios mientras se arrastraba por las frías paredes del complejo hasta la puerta de su habitación. La voz de su prometido, Killian, seguía resonando en su mente, tranquilizándola y emocionándola:
«Nos vamos a casar, muñeca. Es una prometa, hasta que despertemos».
Colocó su mano en la pantalla de reconocimiento, sintiendo un escalofrío recorrerla. Se le entumeció, quedándose congelada por un momento. No la sentía en absoluto. No se preocupó; le habían advertido que el mal del dormido podría afectarla y, por cómo se sentía, eso era lo menos que le preocupaba. ¡Por Dios, qué cansada estaba!.
Se dejó caer en la cama, sin darse cuenta de que se estaba muriendo de frío. Quedó inconsciente por unas horas; nunca sabría cuánto tiempo pasó, porque su cerebro viajó al momento exacto en que iba a dormir, todo lo que les perseguía en ese instante y cómo la seguridad les había prometido que todo estaría bien. Un lindo sueño:
