I.I

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Pareja: Segilio
Personajes: Segismundo y Emilio
Palabras: 645
Primera parte (?

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El joven Mexicano se encontraba en un campo cerca de su casa, concretamente mirando al cielo y pensando en su futuro, a él le gustaría viajar, pero era demasiado caro y sus padres no se lo podían permitir, tal vez debería empezar a tener un segundo trabajo en vez de solo repartir periódicos.

Escucho un ruido agudo, levanto la vista para encontrarse con su amigo Perico, el agilucho que siempre lo seguía, este volo hasta el y se apoyó en su hombro.

- Hoy te he traído las sobras de la cena de ayer - dijo el latino, sacando de una pequeña mochila un poco de fiambre guardado entre páginas de periódico, sus padres siempre lo regañaban por eso, ya que solo podría conseguir carne una vez a la semana, extendió un trozo de este hasta su pico, este lo tomo y hizo un sonido que el de coleta entendió como uno de agradecimiento.

Escucho unos torpes pasos acercarse.

- Hola - le saludo su amigo, el gallego que se distinguía por tener sus pequeñas paletas separadas, esto le parecía tierno, pero nunca aceptaría esto por el mejor echo de que ser homosexual era una enfermedad.

- ¿Que pasa jotito? - saludo este, Perico ladeó su cabeza.

- Ummm - el de cabello suelto se asustó un poco al ver al amigo que tenía sobre su hombro.

- Tranquilo, este es Perico, no muerde - le dijo con una pequeña risa.

El de suéter naranja se quedó unos segundos admirando a Perico, el de coleta se dio cuenta y decidió hablar.

- ¿Quieres agarrarlo? - pregunto este, subiendo su mano para que Perico cambiará de posición y se colocará en su antebrazo, sin hacerle daño.

Vio como Segismundo se alejaba levemente y ponía una mueca de miedo.

- No mame wey, ¿en serio le tiene miedo a un pajarito? - pregunto burlón el mexicano.

Segismundo lo miro mal y se irguió aún sentado, subieno su brazo, el de coleta se lo acerco con cuidado y el agilucho con desconfianza paso de un brazo a otro.

El gallego soltó un pequeño chillido cuando Perico lo miro y abrió sus alas amenazante.

- Tranquilo, está jugando - le dijo con una sonrisa preocupada al verle asustado, incluso posó una mano en su hombro que surgió efecto y lo calmo - espera creo que me queda algo de fiambre - dijo, para rebuscar un poco bajo las hojas y encontrar una loncha, este se la tendió y el de suéter tras mirarlo con la cabeza ladeada lo cogió.

Llevo un trozo hasta el pico de el agilucho, este lo comió y dejó de aletear, quedándose más tranquilo.

El mexicano vio como Segismundo mantenía una sonrisa radiante como cuando lo llevaba a las ferias del pueblo o a las tiendas de caramelos.

- Eres muy tierno - afirmó este riéndose.

Vio como el menor se sonrojaba, haciendo un claro contraste con su pálida piel.

- No sé confunda, yo no soy joto compa - le dijo el más moreno serio, para luego sacar la lengua.

- ¡E! Que yo no soy maricon tampoco - se quejó este.

Los dos quedaron en un silencio bastante cómodo.

- Bueno, yo ya tengo que irme - le dijo el mexicano levantándose de la hierba.

- ¡Espera!¡espera! quitame esto de encima - se quejó el de suéter nervioso, haciendo que Perico se pusiera nervioso también.

- Tranquilícese wey, miré lo que hace - se quejó el mexicano, silbando y haciendo que Perico echara a volar, pero siempre cerca de su dueño.

- Perdón - se disculpó el menor.

- Da igual, nos vemos mañana - se despidió con un pequeño suspiro el más alto - duerma bien chiquito - le dijo echando a caminar tras recoger sus cosas.

El gallego lo único que pudo hacer fue sonrojarse hasta las orejas.

- Buenas noches... - susurró este, con un pequeño sonrojo, viendo como poco a poco iba anocheciendo, levantándose de la hierba y empezando a caminar con una pequeña sonrisa.

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One-shots (pedidos cerrados) !spainrp Donde viven las historias. Descúbrelo ahora