capitulo 3

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-¿oye estás bien?...-una extraña voz se escucha algo distante; una voz la que Adrien confundía con la voz de su madre . -¿Cómo te llamas?...¿Dónde vives?...-. Adrien con costo lograba abrir los ojos para luego sentir el incandescente brillo del sol en su cara. -acaso... ¿Estoy muerto? -Adrien se preguntaba a si mismo mientras observaba todo a su alrededor, percatandosé de que estaba acostado a la orilla del lago donde creyó morir ahogado.

-no, no estas muerto, por poco y si te mueres. -respondió aquella voz a la interrogante del chico, pero ya no sonaba como su madre, de hecho ni siquiera era la voz de una mujer, sino que era la voz de un muchacho mayor que él. Adrien miraba detenidamente cada detalle del chico, como sus ojos azul marino, su piel blanca que hacía contraste con su ropa negra y abrigo de igual color que ocultaba un cuchillo que colgaba de su cintura.

Aquel extraño chico le extendía la mano para poder ayudarlo a pararse a lo que Adrien no duda en aceptar. Al Adrien pararse y darse vuelta divisaba una brutal y horrible escena, los soldados que iban a dejarlo morir ahogado estaban desmembrados sobre el suelo; era una escena totalmente terrorífica a los ojos del chico que veía como un par de cuervos tenían la cabeza dentro del abdomen de uno de los sujetos, el putrefacto olor que de repente inundaba sus fosas nasales y el ver las viseras de un soldado exparsidas por el suelo; que otros se pelearán por el ojo del soldado dejaron sin palabras a Adrien.

El muchacho junto a Adrien totalmente indiferente a la escena recogía una bolsa del suelo para luego colgarla sobre su hombro

-tu...¿tú los mataste? -preguntaba el horrorizado niño. A lo que el muchacho solo asentía.

-¿por qué? -pregunta Adrien volteando sé hacía el muchacho.

-para poder salvar tu vida ellos tuvieron que perder las suyas...
-respondía de forma seca, misma sequedad que solo alteraba más las emociones de Adrien por lo que lleno de lágrimas increpa al muchacho. -¡¡tú no tienes el derecho de decidir eso!! Mi madre me enseño que ninguna vida tiene valor sobre otra, así que si tu no veias la forma de salvarme pues debiste dejarme morir. -Las palabras de Adrien lograban molestar al muchacho que sin dudar le soltaba un puñetazo que dejaba al niño en el suelo pero antes de que este se reponga ya el muchacho lo tiene tomado de la camisa
-Escucha bien niño, ya los mate ¿si?, y de paso te salve la vida ¿comprendes?, yo salvé tú vida por lo que tienes una deuda conmigo, así que ya deja de lloriquear como un bebé -soltaba a Adrien y empezaba a caminar.

-ahora andando que hay que aprovechar la luz del día.

Adrien aún perplejo se quedaba mirando como se alejaba el chico y al no encontrar otra opción que seguirlo tragó saliva y se marchó detrás de él.

Después de una hora caminando en la que ninguno de los dos decía nada Adrien por fin se atrevía a hablarle.

-oye ¿cuál es tu nombre?, hace rato me preguntaste el mío; yo me llamo Adrien y ¿el tuyo?. -el muchacho volteaba a verlo

-Adrien eh?... Mi nombre es Anton
-respondía a la pregunta del niño y volvía a mirar el camino.

A medida que caminaban se acercaban a un pueblo donde como de costumbre habían muchos puestos de personas vendiendo toda clase de cosas.

Anton se detenía en uno de los puestos a comprar comida mientras que Adrien se distraía caminando por todos los puestos e iba recordando los puestos que habían en su pueblo hasta que una niña muy simpática de mas o menos su edad toca su hombro haciendo que este voltea se .

-hola ¿eres nuevo por aquí? -le preguntaba la niña que traía puesto un camisón sucio y viejo, y solo el pie derecho de un par de sandalias.

-lo siento pero no voy a comprar nada -respondía Adrien, la niña al escuchar sus palabras procede a reírse. -no vengo a venderte nada tonto, solo quería a alguien con quien hablar mientras mi mamá hace las compras.

las palabras de la niña hacían que Adrien bajara la mirada y se apenara por lo que había dicho, acción que solo hace reír mas a la niña.

-me agradas niño, ¿cual es tu nombre?.

Mientras ellos caminaban por el pueblo Anton estaba terminando de comprar y al voltear se percata de que Adrien ya no esta por ninguno de los puestos. -ash... Y ahora ¿donde se metió este niño?.

Anton miraba a todos lados intentando encontrarlo pero no lo veía en ningún lugar.

Miraba su reloj de bolsillo y empezaba a impacientarse.

-oye Adrien ¿Quieres ver algo muy raro?. -frenaba de repente y volteaba a ver al chico esperando una respuesta.

-si claro, pero ya me he alejado bastante. -preocupado volteaba a ver atrás y no lograba divisar a Anton en ningún lado.

-ay Adrien, te prometo que no te voy a quitar ni 5 minutos. -tomaba ambas manos del chico y clavaba su mirada en él, dejando ver un extraño pero cautivador color violeta en sus ojos, cosa que deja atónito a Adrien dejándolo sin la capacidad de negarse.

Mientras Anton andaba merodeando el pueblo en busca de Adrien notaba aún grupo de niños corriendo en la misma dirección en la que él estaba yendo, no les dió mayor importancia hasta que el brillo que provocaba el resplandor de el cuchillo que llevaba uno de ellos lo hizo preocuparse.

Adrien había seguido a la niña hasta un callejón que emanaba un asqueroso olor

-¿Qué se supone que veremos aquí?. -preguntaba Adrien mientras cubría su nariz con la parte interior de su codo.

-está por aquí. -decía mientras se adentraba más en el callejón. -ya lo encontré Adrien, ven a verlo.

Adrien desconfiado entraba al callejón y paraba su andar en el momento en el que aquella chica le apuntaba con un cuchillo que previamente había levantado del suelo.

El chico instintivamente daba un par de pasos hacia atrás y al girarse con la intención de escapar se había percatado de que la entrada del callejón estaba totalmente bloqueada por varios muchachos.

Los nervios de Adrien empezaban a agigantarse con cada paso que la niña daba para acercarse a él.

-te ves muy sano Adrien, estoy segura que el jefe pagará muy bien por cada parte de tu cuerpo.

La chica solo dió un paso hacía Adrien cuando una piedra impacto desde lo alto en la cara de uno de los chicos dejando tirado en el suelo.

Al notar lo ocurrido todos inquietos comenzaron a mirar hacia lo alto tratando de encontrar a lo que sea que haya arrojado esa piedra, cuando en tan solo un pestañear varias piedras habían estampado contra los niños restantes, dándole a Adrien vía libre para escapar

-al parecer ya me volvió a encontrar. -atónito fueron las únicas palabras que brotaron de su ser.

-¡¿Quién?! ¡¿Quién te encontró?!. -la mano con la que sostenía el cuchillo no le dejaba de temblar y sin desviar la mirada de lo alto notaba como se dibujaba una oscura silueta sobre el techo de una casa.

-ya vámonos Adrien. -decía luego de haber saltado del techo y estar lo suficientemente cerca de ellos.

Adrien no vió otra opción que obedecer a Anton, por lo que camino hacia él, y en el momento en el que se le acercó recibió una cachetada que le desestabilizó el caminar

-por tu bien, no te alejes de mí hasta que lleguemos, y en cuanto a ti... -tomaba una pequeña piedra del suelo y usando dos de sus dedos la arrojaba directo al entresejo de la niña que no hacía más que temblar, dejándola inconsciente.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2022 ⏰

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