[7] Retrato familiar

215 16 2
                                    

Amber Freeman miraba en dirección al campus, tocando su collar de perlas ansiosa, esperando que los simios terminaran de practicar.

—¡Vamos! ¡Corran más rápido, una tortuga es más veloz! —les gritaba el entrenador.

—¿Cansadas, señoritas? ¿O es que quieren que llame a las chicas para que les enseñen como se corre de verdad?

El profesor enojado, comenzó a pitar el silbato haciendo que los chicos cansados y con sudor, dejaran de correr. En unos meses comenzaría la temporada, tenían que estar preparados.

Amber se levantó, acomodó su rubio cabello y caminó en dirección a ellos. Richard se había quitado la camisa, dejando al descubierto su muy definido torso que resaltaba junto a su tatuaje rojo en forma de corazón que adentro tenía las iniciales AF.

En Falcon rumoraban que era por ella, aunque no era cierto, desde que lo conoció, lo tenía. Él no lo desmentía, si no le molestaba, entonces a ella tampoco.

—Rubio, acércate, tenemos que hablar.

Sus compañeros voltearon, viéndola con un rostro de picardía mientras que otros se mojaban el torso por el calor.

—Tu eres la interesada, acércate tu —respondió seco como siempre.

Amber bufó y caminó para quedar a su lado con la mirada de Chad e Ian Curtis, este último sonrió, lanzándole un piropo.

—¡Amber, mi amor! ¿Cuándo salimos? —los halcones comenzaron a mover sus camisas hacia arriba y le tocaron el hombro, felicitándolo. Aunque su felicidad no duraría mucho tiempo.

—Saldremos el día que tú mamá tenga otro hijo y salga más lindo que tú, aunque con esos genes —lo recorrió con la mirada—. Lo dudo.

—Perra —susurró.

—Típica respuesta de hombre rechazado.

—¡Ya, Amber! ¿Qué haces aquí? —dijo Richard, tocándose el cabello.

—Raspamos el exámen del profesor Tom.

—¿Y eso me importa por...?

—Si repruebas esa evaluación, te sacarán del equipo de fútbol y a mi me bajaran el promedio.

Richard se puso serio, no podía ser expulsado de nuevo. Si eso pasaba, el entrenador no lo volvería a aceptar.

—¿Qué tienes en mente?

—Todavía tratas a... ¿Cómo se llama? ¿A Loca Thompson?

—Lola —la corrigió.

—Lo que sea, vas a ir a prostituirte con ella, una sonrisita, un beso en la mano, lo necesario para convencerla que hable con Oliver y llame al profesor Tom cuando estemos en clase.

El asintió.

—¿Y luego de eso?

—Lo demás, déjamelo a mí —dijo colocando una sonrisa en su rostro.

🦅

—Bueno jóvenes, veamos cuantos volverán a ver mi materia el semestre que viene —habló Tom Wallas, el gordo profesor de leyes que se regocijaba en raspar a sus estudiantes en vez de enseñarles.

Amber observó el reloj, esperando que los dotes de Richard no estuvieran de adorno y realmente funcionarán para algo. Justo cuando el profesor agarró su laptop para buscar las notas, la puerta de abrió.

—Profesor Wallas, disculpe, la impresora se dañó y se necesitan imprimir unos documentos urgentes —dijo Oliver, un estudiante de Falcon con acné y grandes lentes.

ARCANUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora