ARCANUM

[10] El pasado es una perra que siempre regresa a tomar venganza

La mujer de tez blanca con cabello marrón amarrado, sacó su credencial del FBI y se lo mostró a todos los policías que estaban en la oficina.

—Este caso ahora es nuestro —dijo mientras sus hombres comienzan a entrar en el lugar.

—¿Qué se supone que esta pasando aquí? —exclamó el jefe del distrito, dejando su taza de café en una mesa.

La agente lo miró, lo típico, cabello blanco, caucásico como de 200 años, debería estar en su casa jugando con nietos. Si es que tiene...

—¡Hice una pregunta! —sus oficiales carraspearon y los agentes del FBI se le quedaron viendo a la castaña.

—Lo que escuchó. Este caso ya no les pertenece, vinimos a hacer el verdadero trabajo.

—¡Es mi ciudad y no dejaré que meta sus manos una princesita!

Sonrió, se había tardado en sacar su machismo y posesividad a flote, vamos, no esperaba menos.

—Exactamente, por eso estoy aquí ya que princesitas como usted, son quienes dañan la investigación —se acercó, retándolo.

—¡No tientes tu suerte, niña! —contestó desapareciendo el espacio—. Dime a quien tuviste que tocarle la flauta para tener ese cargo.

—Amenazar y calumniar a un superior, eso es un delito que le puede contar su bonita placa, alguacil —susurró manteniéndole la mirada retadora al hombre de unos 40 años de edad.

La actitud del hombre no era novedad, el mundo de la policía siempre había sido considerado un terreno machista, pero eso jamás la había intimidado. No era la primera vez que se enfrentaba con el típico "cretino" que se creía dueño de un distrito solo por estar en un mismo puesto más de la mitad de su vida.

—¡Ya, ya! Sepárense —habla el jefe del FBI—. Disculpa, Taner, no fue su intención llegar de esta manera a interrumpir, ¿Verdad? —se le quedó viendo el moreno, esperando que no lo contradijera.

—Usted lo dijo ya, ¿no?

Sin duda, su gran boca la metía en problemas siempre. Jamás se podía callar nada e intimidar por un hombre, mucho menos.

El jefe no muy convencido, asiente.

—Esta bien, pero tengan la cortesía de avisar antes. Ni que necesitara su caso, un problema menos que resolver, pero la próxima vez no envíes a niñas malcriadas como mensajeras, ¡eh, Fred! —dijo, soltando unas carcajadas.

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Mientras en Falcon, el profesor intentó tomar control de la clase, pero fue nuevamente interrumpido, esta vez por dos detectives que entran al salón.

—Disculpe, profesor. Tengo un anuncio importante que dar.

—Si, ya que. Parece que hoy nadie quiere que se discuta la clase —ironizó.

—Buenas, soy la agente del FBI Alana Farrish y mi compañero Levu es quien me estará ayudando a resolver el caso de Emily. Solo quería decirles que si tienen alguna información, la unidad está abierta a ustedes.

No recibió respuesta, cuando se trataba de lo que sucedía cada 4 de mayo, aunque la mayoría no se tratara o hablarán, no dirían nada al respecto.

—Había droga en la bebida, por eso quizás no recuerden, pero lo que sea que sepan, es importante que hablen hasta algo mínimo.

Alana sintió la mirada de alguien encima de ella, movió su rostro y se encontró con alguien que jamás pensó ver de nuevo. El pasado era una perra que siempre regresa a cobrar venganza, sin duda, esto no tendría que estar pasando. Agarrar este caso había sido un completo error.