-Luces bastante desanimado, Wangji.- Dijo el mayor de los jades observando con una pequeña sonrisa a su hermano menor, más específicamente, aquellas orejitas que adornaban la cabeza del jade, las cuales estaban bajas desde que la pareja menor huyó...
Advertencias: Fluff, humor, mención de otros shipps y capítulos más cortos que la pichula de shu she.
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Nos ubicamos en los recesos de las nubes, ah, un lugar tan calmado que incluso el sonido de una cigarra se escucharían por todo el lugar debido a el silencio que gobernaba mayor parte del día.
O eso era antes de que Lan Wangji se casara con Wei Wuxian.
El estruendo de explosión seguido de un grito de pánico resonó por todo el lugar, alertando a los cultivadores que se encontraban cerca. Lan Xichen se acercó junto a Lan Qiren al lugar donde se desarrollaba aquel escándalo, estaban tomando té en el salón de la elegancia hasta que escucharon el fuerte ruido por lo que tomaron sus espadas y se encaminaron a ver qué ocurría.
—Wang..–. El mayor de los jades fue interrumpido por un grito de su cuñado el cuál salió corriendo a su dirección, escondiéndose detrás de él, temblando.
—¡P-perro!..¡Es un perro!-. Chilló asustado aún escondido detrás de su cuñado.
Lan Qiren carraspeo con fuerza, viendo con molestia al más bajo de todos.
—Wei Wuxian, no sé que problema hayas tenido con mi sobrino, pero no veo la necesidad de llegar a insultarlo.- Regañó viendo como el otro negaba con fuerza.
—No es eso, viejo baboso, Lan zhan, él...- se vio interrumpido por la voz de su esposo llamándolo.
—Wei ying, tú..— Dice el segundo jade saliendo del lugar donde había ocurrido la explosión anterior, su mirar expresaba dolor debido al rechazo de su esposo.
Xichen y Lan Qiren estaban impactados, él primero soltó una leve risa de confusión ante lo que veía y el último estaba a punto de desmayarse, es más, Wei Wuxian sentía que la vena que le sobresalían en la frente iba a explotar en cualquier momento.
Lan Wangji, el segundo jade, el esposo del ex patriarca de Yiling tenía unas orejas blancas y una colita pomposa En ese momento, Xichen reaccionó y comprendió de inmediato el por qué su cuñado estaba detrás de él chillando del susto.
Las orejas y colita no eran de conejo.
Eran de perro.
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