Capítulo 4

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No sabía mucho al respecto sobre él y mucho menos en cuanto a fiestas se refería, pero poco era bien sabido que Sam jamás asistía a las fiestas impartidas por parte de la gente perteneciente a Valley.

Se encontraba recargado sobre el barandal de las escaleras con una cerveza en la mano izquierda y un cigarrillo en la mano derecha. Llevaba puesto unos vaqueros decentes y una sudadera azul marino con capucha que le colgaba por debajo de la nuca y de su cabello negro ligeramente despeinado.

Las interrogantes comenzaron a llegar a mi cabeza; él ni siquiera conocía a Pamela y eso lo podía deducir bastante bien. Si la conociera, definitivamente sería otra chica de su lista, pues ella era muy sexy.

¿Qué lo había incitado a venir a una de estas horrorosas fiestas?

Busqué a Pamela con la mirada mientras caminábamos a la sala, pero... ¡Oh sorpresa!

Pasó frente a nosotras en dirección a las escaleras justo en donde Sam se encontraba. Entonces decidí observarla para ver qué relación tenía con él. Se acercó a Sam y sin dejarme analizar bien la situación, lo besó.

No pude evitar sorprenderme.

¿Qué diablos pasó con Eric? Se suponía que debía estar con él y así mismo, Cristina le demostraría que estaba perfectamente bien y así mismo, brillar frente a sus asquerosas caras. Miré a mi amiga y ella parecía estar más sorprendida que yo, por así decirlo, pues tenía la boca abierta.

—Pero... ¿qué mierda estoy viendo? — dijo sin apartar la mirada de Sam y Pamela.

— Cristina, creo deberíamos irnos. — retrocedí hacia la puerta, pero ella no me siguió. Su mirada giró en dirección a la sala que es a donde íbamos.

Eric estaba bebiendo unas cervezas con unos amigos en el sofá y fumando mientras comentaban cosas graciosas o eso quería yo pensar, pues no paraban de reír. Su cabello estaba bien peinado y sus rizos castaños caían a los costados de su frente. Eric era un poco más bajo que Sam y en lo personal se podría decir que lo consideraba un poco guapillo, pero eso no evitaba que lo detestase por haber sido tan mierda con mi amiga.

Acercándome a ella le dije:

—Debemos irnos. Fue un error haber venido.

— No — dijo con firmeza — Ya estamos aquí y me importa una mierda si no está con ella. Yo, Cristina Torres, le voy a demostrar lo bien que me encuentro sin él.

Una vez dicho eso, rápidamente se marcho a la cocina.

No sabía en qué momento se me pasó por la cabeza pensar que había algo entre Eric y Pamela. Era obvio que solo fue sexo y eso me hacía sentir aún más furiosa. Mi amiga fue lastimada por una puta follada.

—¡Espera!  —le detuve la mano antes de que se empinara semejante copa de Whisky.

—No bebas así, no demuestres debilidad.

—No estoy de humor, Elizabeth.

Se jaló de un tirón llevándose la copa a la boca y yo sin pensarlo dos veces, se la arrebaté antes de que llegara por completo a su labios y la bebí de un solo trago.

«¡Que sensación tan amarga, Puaj!»

Jamás había probado algo que pareciera tan dulce y amargo a la vez.

—Eli, tú no tomas, ¿estás loca? — expresó enojada quitándome la copa vacía de la mano.

 No pude evitar hacer gestos extraños.

—No voy a dejar que te emborraches. — la fulminé con la mirada.

Cristina no era  buena bebiendo, y yo sabía perfectamente que lo hacía por puro despecho y bueno, yo jamás había bebido nada semejante.

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