[ s e n s i b l e ]

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Día 4: Sensible

Cantidad de palabras: 764

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Dramático

Voldemort se apareció con un sonoro chasquido que retumbó contra la amplia sala, vacía. Mantas blancas cubriendo los muebles, una capa de polvo, los cristales rotos por el viento y los años pasados sobre ellos. Nadie parecía haber estado allí en el lapso de demasiados años.

—Dramático —gruñó, avanzando y moviendo su varita, restaurando lentamente el antiguo lugar. Las mantas se desvanecieron al mismo tiempo que el polvo voló transformándose en una estatuilla cerámica sobre la chimenea. Cada ruptura en las paredes se pegó demostrando una pintura verde brillante con un entrincado patrón plateado, las cortinas hilándose de nuevo en seda oscura, las cuerdas de oro aferrándose a sus bordes.

Avanzó por la sala de té, observando como el brillo regresaba al sitio, los cristales de la ventana volviendo a su estado de perfectos y limpios tal como antes de que saliera. Abrió las ventanas con ambas manos, recargándose en ellas, mirando el jardín un piso abajo y al muchacho entre las rosas, con una tijera afilada en sus manos y un largo camino de rosas cortadas desde el tallo a su paso, arruinando total y completamente el jardín.

Harry Potter —siseó su nombre, saltando directamente de la ventana a los jardines, reduciendo el impacto de su caida con magia. Harry, allí, abrió y cerró las tijeras amenazadoramente en su dirección.

—No te me acerques —gruñó el adolescente. Con diecisiete años, Harry podía pasar como un niño mucho menor, con los cabellos esponjados y los labios rojos, las mejillas sonrojadas por el frío viento sacudiendo su cabello en todas las direcciones.

Dramático —repitió Voldemort, chasqueando los dedos, atrayendo la tijera hacia sus manos con un Accio no verbal. Harry chilló, echando a correr entre los jardines de rosas, incluso sabiendo que Voldemort no se desgastaría en perseguirlo. Voldemort solo esperó un tiempo prudencial y se apareció a su lado, haciendo a Harry chillar, cayendo entre un montón de plantas y bayas que se estrellaron contra sus túnicas y sus manos, manchando su piel y su ropa.

—¡Te dije que no te me acercaras! —gritó, un poco más amenazante. Voldemort le ofreció la mano para ayudarlo a levantarse.

—Hace frío —indicó—. Si no vuelves adentro, vas a enfermarte.

—¿Y desde cuándo te importa que me enferme? —gruñó Harry. Sin embargo, con reticencia, aceptó la mano de Voldermort, manchándola también con bayas. Las túnicas se movieron a su paso, dejando ver la barriga de un par de meses de embarazo entre las oscuras túnicas, barriga que rápidamente Harry protegió de los ojos de Voldemort.

—Desde que voluntariamente diste tu sangre para revivirme porque no querías ser un arma de Dumbledore para salirse con sus planes manipulativos —explicó lentamente Voldemort, sin un ápice de gracia en su rostro. Harry hizo un puchero mucho más infantil de lo que su edad le debería permitir.

—Al menos discúlpate por lo de hoy si planeas fingirte preocupado —refunfuñó.

Voldemort puso los ojos en blanco.

Dramático —repitió por tercera vez, revolviéndole los cabellos y dejando la mano blanca y de dedos largos sobre su mejilla—. Lo lamento por decir que tu gusto de decoración era horrible. Pero no deberías haber destruido mi sala favorita para demostrar que tampoco tengo un buen gusto.

Harry arrugó la nariz, refunfuñando casi como un gatito bebé.

—Eres demasiado sensible desde que estás embarazado —prosiguió Voldemort, Harry haciendo una mueca de espanto total—. No pediré disculpas por eso. Lo estás comprobando ahora mismo.

Harry gruñó y alzó los brazos.

—Corrí hasta aquí y ahora me duelen mis piernas. Cárgame.

Voldemort sonrió, apenas, un ápice de sonrisa ladeada que mezclaba la diversión con la burla.

Dramático —repitió por cuarta vez, cargándolo rápidamente entre sus brazos, antes de que su embarazado amante y enamorado se arrepintiera—. ¿Qué querrás para cenar? Había pensado carne de ternera...

—¡Sin carne! —Harry chilló, de pronto, casi sobresaltándolo por la espontaneidad de sus palabras—. ¿No has visto cómo los terneritos son apartados de su madre para ser cocinados? ¡Es horrible! ¡No comeré carne jamás Tom!

Voldemort puso los ojos en blanco.

Dramático —repitió por quinta vez, pero besó su frente, avanzando hasta la mansión de Slytherin y lanzando hechizos para restaurar la cabeza de sus rosas al paso—. Sin carne será, entonces, sin tortura animal, sin dolor a los pequeños terneritos asustados, sin la tristeza de las madres vaca llorando por la falta de sus terneros bebé, sin tener la menor idea de la agonía en la que se enfrentaron sus crías...

Harry soltó una carcajada total y completamente cargada de burla.

—Y yo soy el dramático.

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⏰ Última actualización: Oct 05, 2020 ⏰

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Érase una vez en octubre [TOMARRY]×[#FICTOBER2020]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora