Capítulo 1

39 8 3
                                    

Me alegra no estar condenada a permanecer por siempre en este laberinto arbolado e invernal con una historia de escalofríos manchada de sangre y muerte. ¡Y mis padres piensan que es un lugar seguro! ¡Por favor!

Con mis recién cumplidos dieciocho años voy a finalmente salir del cascarón, abrirme al mundo, para que suene más dramático.

Luego de un larguísimo debate entre secreteos mis padres me han dejado mudarme a Nueva York, mi sueño de toda la vida; la gran ciudad.

El hecho de que mi padre hiciera un corto viaje hace semanas a un lugar que mi hermano y yo desconocíamos nos hizo sospechar aún más la posibilidad de que aceptaran. De hecho una noche amenazamos a mamá con inundar la casa si no nos explicaba lo que estaba pasando pero como era obvio, solo pateó nuestros traseros hasta nuestras respectivas habitaciones y nos gritó entre algunas risas que no habláramos tonterías.

Ya debería conocernos, es nuestra madre, no entiendo por qué se sorprendió cuando al día siguiente el grifo de la tina estaba abierto y en la planta baja yacía nuestra travesura. Eso es por callarse las "sorpresas".

Ahora bajaba para desayunar aún con un terrible aliento y la roja melena hecha un desastre.

—Parece que alguien la pasó bien soñando con su crush anoche — dijo mi hermano con una sonrisa pícara y aguantando la risa —Menudo revolcón que debe haberte dado. Estás peor que nunca, y creía que eso era imposible.

—Gracias James, realmente tu don es la sutileza. Buenos días —le dediqué una falsa sonrisa a lo que él me respondió sacándome la lengua. Menudo infan...

¡No! ¡Eso si que no!

—¡¿Te estás comiendo mis cereales desgraciado?!

—¡Pero si te vas hoy! Queda de sobra para que coma una manada de elefantes y tres panteras.

—¡Planeaba comérmelos todos! ¡Y las panteras y los elefantes no comparten hábitat bruto! No te conviene despertar a la bestia que llevo dentro. Todavía estoy molesta por la broma de ayer.

—¿La explosión de plátano? Poner ranas en mi tina fue mucho peor, eso solo fue una pequeña venganza.

Estaba a punto de reprocharle que esa broma la hice hace un año pero mi madre nos interrumpió—¡Ya basta los dos! Espero que esta sea la primera y la última discusión de hoy —el adolescente giró los ojos y yo me limité a mirarlo ceñuda —Amanda cariño desayuna y ve a arreglarte, no pelees más con el hormonal de tu hermano.

—¿Por qué me llamaste así? —pregunta James con una ceja alzada mientras yo dejo escapar una inmensa carcajada.

—Habla al que pillaron tocándose en el sofá a plena luz del día y con las ventanas abiertas —murmuro tosiendo falsamente —Sabiendo lo raro que es el vecino yo que tú, no me exhibiría de esa manera.

—¿No tienes nada mejor que hacer que pelear con tu sexy y hormonal hermano querida Amy? —dijo y adoptó una pose erguida a mi lado. Me debería dar vergüenza que a sus quince años es más alto que yo.

—Vale, vale. En unas horas serás libre pequeño polluelo. Os libraréis de mí de una vez por todas —respondo hablando en un tono noño, como el de una niña pequeña y mientras mi madre volvía a lo suyo mi hermano esfumó la pequeña sonrisa que tenía en su rostro, se sentó y continuó desayunando. Toda la semana diciendo lo mismo hasta que al fin veo que le dio en su punto débil, tal vez si me quieren algo después de todo.

En eso siento que alguien me alza en un abrazo que me deja sin aliento, papá se está aferrando a mí como si su vida dependiese de ello.

—Mi niña que se las da de grande cuando le conviene —me dice cariñosamente —No creas que te dejamos escapar fácil.

FUCK REALITY [pausada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora