¿Quién lo diría? El gran Minato Namikaze, el relámpago amarillo de Konoha, ¡Era temido por las cinco grandes naciones! Pero a pesar de eso se había enamorado... Pero no de cualquier persona, si no de un renegado.. y lucharia por obtener el amor de u...
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El equipo siete salió del bosque, caminando por un sendero que estaba rodeado de prado, pero antes de poder continuar Minato se detuvo y miro a los demás, específicamente, a Kakashi.
—Felicidades por convertirte en Jounin Kakashi — musitó sutilmente, dedicándole una sonrisa a su alumno peliplata, a quién a pesar de traer máscara se le notó el ligero color rosado en sus mejillas. —-¡Si cierto, ya eres Jounin Kakashi! ¡Felicidades! — felicito la castaña, acercándose al niño, quien la miro desconfiado.
—No me acordaba de que ya eres Jounin.. — murmuro Naruto, sonriendo nervioso.
—Ten.. — Minato le extendió un Kunai de tres puntas, Kakashi lo agarro y lo miro desconfiado, preguntándose porque el Kunai tenía esa forma —.. tómalo como un regalo que te puede salvar de apuros — le sonrió cerrando los ojos, Kakashi lo miro curioso.
—Ten Kakashi, es un kit médico, le hice un pequeño adorno — Kakashi guardo el Kunai y agarro lo que le entregaba la castaña. No pudo evitar sonrojarse cuando vió el adorno que le había puesto, era como pequeños peluches redondos, pero tenían forma de la cabeza de Minato, Rin y Óbito. Murmuró un pequeño «Gracias» y lo guardo, la chica soltó una pequeña risa y sonrió en grande.
El peliplata volteo a ver a su compañero, quien se había mantenido callado y soltando ligeros bufidos, se acerco a él y extendió una mano.
—¿Que..? — pregunto con desgana el azabache.
—¿Y mi regalo Uchiha? — pregunto con sorna y un leve jugeteo en el tono de voz.
—No te voy a dar nada Bakakashi — gruñó. Kakashi lo miro desafiante y luego se dió la vuelta.
—De acuerdo. De todos modos de seguro tu regalo iba a ser inútil y no necesito cargar con nada extra, no es adecuado para un ninja — aseguro indiferente y siguiendo con su camino.
Óbito iba a replicar cuando Rin lo agarro de la muñeca y le susurró un «Muy mal niño, muy mal» y luego lo soltó, siguiendo a los adultos y al Hatake. De mala gana el Uchiha los siguió.
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Llegaron a un gran bosque, con árboles y setos de un tamaño gigantescos, pero de pronto Minato se detuvo e indicó que se escondieran detrás de un tronco.
