•^Capitulo Cuarenta y Dos^•

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DaeYeol me sujetó de la espalda, temeroso de que me cayera.

- Usted señor,no tiene por qué tocarme - retiré su mano de mi espalda y le fruncí el ceño en un gesto mal hecho.

- Será mejor que nos vayamos, SungYoon. JaeSeok - sacó su billetera y luego de ella,un par de billetes que aventó sobre la barra - quédate con el cambio. Gracias por llamarme.

-¿Por qué pagas mi cuenta?¿Quién te dio el permiso? - lo miré,aún ceñudo y con voz torpe.

- Vámonos, SungYoon.

- Pues yo no me quiero ir - rezongue y luego me crucé de brazos.

- No seas ridículo, SungYoon. Vámonos - me instó a seguir caminando pero me detuve y luego me tambaleé por el esfuerzo -. Si es necesario sacarte de aquí en brazos,lo haré - me advirtió y me miró serio.

Nos quedamos mirándonos por un buen rato,retandonos el uno al otro; pero fracasé por completo luego de perderme en esos bellos ojos cafés, protagonistas de mis sueños.

- De acuerdo - farfullé -. Tú ganas. Siempre ganas - hice un mohín y luego me di la media vuelta para dirigirme a la salida; algo que hizo que me mareara.

Pude sentir una fuerte y firme mano sujetándome por la cintura,y al reconocer aquella dulzura en el tacto, la piel se me erizó y un montón de mariposas se desataron en mi estómago.

Maravilloso,incluso ebria y torpe, DaeYeol provocaba esas reaccioné en mí. Fruncí el ceño mentalmente.

Cuando llegamos afuera,después de esquivar a toda la gente y que,el aire me movió los cabellos, quité de un tirón su mano de mi cintura y lo miré ceñudo.

-¿Qué pretendes,Lee? - mi voz me parecía incluso más torpe.

- Sacarte de aquí sano y salvo,vámonos - me apuntó el auto negro del que era dueño,animándome a que subiera.

- No - me crucé de brazos -. Ya me sacaste de allá dentro,ya déjame aquí - le hice un gesto con la mano para que se fuera.

- SungYoon,por favor,sube - me rogó,serio.

Me giré y comencé a caminar con pasos torpes,sintiéndo aún cómo el suelo bailaba bajo mis pies.

-¡SungYoon! - exclamó,ordenando que parara,pero lo ignoré - No seas terco.

Seguí caminando,o al menos lo intentaba. Y de pronto sentí que mis pies se despegaron del cemento y unos fuertes y dulces brazos me elevaron.

-¿Qué haces?¡Suéltame! - intenté luchar - ¡Lee DaeYeol,déjame! - pero mis intentos fueron sólo fracasos.

DaeYeol caminó los pocos metros hasta su auto y con cada uno de sus movimientos,su perfume me llevaba a flotar en un paraíso,se metía por mi nariz. Me depositó con cuidado media parte de mi cuerpo en el suelo,mis pies volvieron a tocar el piso; pero mi cintura aún estaba fuertemente ceñida por su mano. Me tenía aprisionado. Abrió la puerta del copiloto del auto y luego volvió a cargarme como un bebé y me depositó con dulzura sobre el asiento. Se inclinó sobre mí y abrochó el cinturón de seguridad sobre mi cuerpo. Oí el chasquido del seguro al cerrar.

- No soy un bebé - mascullé.

Entonces me miró,su bello rostro estaba a sólo centímetros del mío y su respiración me golpeaba el rostro. Sus ojos brillaban con la tenue luz de las lámparas que entraba por las ventanillas del auto. El puñado de mariposas de mi estómago enloqueció.

- No seas tan terco, SungYoon,por favor - musitó y su aliento cálido se metió por mi nariz,mandando al demonio todas las barreras que quise construir contra él.

мαηυαℓ ∂є ℓσ ρяσнιвι∂σ~ Adaptación ᴅᴀᴇʏᴏᴏɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora