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Capítulo 30.

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Jos Canela y Alonso Villalpando movían sus labios como si fueran una hermosa melodía, esperen, lo son, son una hermosa melodía de amor, alguien entro a aquella habitación y ellos dos se separaron alarmados, Dionisio los miraba con rabia y coraje, el primer golpe dio contra la mejilla del rubio y el segundo contra la mejilla del pelinegro, Jos miro al rubio quien sangraba del labio, la sangre le empezó a hervir de manera desenfrenada y se lanzó contra Dionisio, empezó a golpearlo rápidamente, pero no duro demasiado aquello ya que los separaron y sacaron a Dionisio de ahí, Jos escucho el seguro de la puerta por la parte de afuera, Alonso sollozaba en una esquina, Jos se sintió tan culpable, sabe que Alonso ha vivido demasiadas cosas duras y aquello, aquello solo empeoraba las cosas demasiado.

-Perdóname-(Dijo Jos y se hinco frente a Alonso mientras este sollozaba bajito)

-No asustes a Alonso así, Alonso no quiere que Jos se lastime-(Dijo Alonso bajito y Jos salir sus lágrimas sin controlarse)

-Te extrañe tanto-(Susurro Jos cerca de él y lo abrazo sin más mientras los sollozos del rubio se libraban de su cuerpo)

-Te necesito-(Susurro Alonso mientras sus lágrimas caían por sus ojos, para Jos, Alonso es un sí a todo)

Se separaron de aquel abrazo y ambos se miraron, Jos lo necesita también, entonces sin más lo beso, sediento de sus labios, Alonso engancho los brazos tras el cuello de Jos, pidiéndole en silencio que lo cargara para poder abrazarlo como Koala, las manos grandes de Jos, una ubicada entre la nuca de Alonso y otra en su cintura pequeña y delicada, ambas manos bajaron lentamente por su cuerpo encontrándose en un solo lugar. Cerrándose sobre su trasero, Alonso brinco sujetándose de la cadera de Jos y al estar sujeto jadeo complacido, los muslos de Alonso se estrecharon contra la piel del pelinegro hasta sentir la erección de Jos latiendo contra los muslos del rubio en simultaneidad con la suya.

Los besos de Alonso viajaron del espacio libre del cuello de Jos hasta el lóbulo de su oreja, tiro de él y succionó de este contra sus dientes haciéndolo rodar entre su lengua en círculos, Jos sujeto más fuerte a Alonso y camino entre tropezones hasta el otro lado de la habitación en donde se encontraba un tapete, Jos recostó a Alonso delicadamente sobre el tapete sin cortar el beso apasionado, el corazón de Alonso late con fuerza contra su pecho y estaba consciente de que el corazón de Jos está de igual manera y sus corazones hacían una sincronía perfecta. Jos freno de golpe aquel momento y miro a Alonso debajo de él.

-Por favor Jos-(Suplico Alonso con la respiración acelerada)

-¿Sabes lo que quiero hacerte pequeño?-(Pregunto Jos a el rubio y este negó pequeñito)

-Te quiero hacer el amor hasta cansarme-(Dijo y lo beso nuevamente sin esperar una respuesta del menor)

Los jadeos de ambos subieron de nivel, podrían escucharse por todo el lugar y posiblemente en todo el bosque, Jos viajo lentamente hasta el cuello de Alonso y dejo marcas rojas sobre este, es su territorio, es su chico y nadie toca lo que es suyo más que él y solo él.

Los besos prosiguieron, Jos aprisionó los brazos de Alonso sobre su cabeza, termino de posicionarse sobre su chico y puso su rodilla entre las piernas de Alonso el cual las abrió rápidamente para el pelinegro, Alonso cruzo sus tobillos tras las piernas de Jos, el rubio curvo su cuerpo tras el pelinegro repartir besos por su cuello hasta sus clavículas, la ropa empezaba estorbar y en movimientos rápidos la ropa dejo de cubrir sus cuerpos solo quedando en ropa interior ambos chicos, Jos pudo continuar repartiendo besos sin problemas sobre la piel de su chico, la boca de Jos se dedicó a lamer un pezón de Alonso y este soltaba gemidos por la sorpresa de sentir la lengua de Jos contra su pezón, algo que lo llevaba a lo alto del placer. El estómago de Alonso se contrajo y dejo de respirar por un momento, sus pensamientos dejaron de fluir y su ritmo cardiaco disminuyo un poco, cuando soltó todo el aire acumulado su corazón regreso a la misma taquicardia y sus pensamientos volvieron a fruir sin problemas, el contacto de la lengua del pelinegro contra el pezón de Alonso lo éxito demasiado que no quería dejar de sentir aquello.

Teniente del Amor/JalonsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora