Capítulo 38

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Aclaremos algo.

Agarrar= coger / coger= agarrar

¿Entendido? No quiero que mal piensen si pongo algo así sin querer x'd:

"Entonces cogí mi cuchillo y me puse a la defensiva" o "Cogí mi móvil/teléfono móvil/celular para ver qué hora era" (bueno ya entendéis).

Y también me gustaría que leyerais mínimo 10 capítulos anteriores para que os refresque la memoria. Pero si no queréis hacerlo, pues vale, solo es una recomendación.

Bueno eso era todo puedes leer el capítulo ahora.

~Narra Jane~

Lo último que vi antes de quedar inconsciente fue a unos niños... ¿Con barba blanca? Que se dirigían con cierta prisa hacia mi. 

Tengo que dejar de estar tan cerca de las drogas de Masky, me están empezando a afectar a la cabeza.

~Narra Narradora~

Los enanitos de blancanieves después de curar la herida de nuestra protagonista, agruparon todas sus camas para que cuando se convirtiese en una persona, estuviera cómoda, y por último la taparon con unas gordas mantas. Después de agrupar sus camas y arroparla, decidieron sentarse enfrente de ella esperando impacientemente a que despertara. 

Tal fue su impaciencia que se olvidaron de comer, esperando a que despertarse. 

Te has salvado esta vez Insane, pero para su próxima cena... No volverá a suceder...

O cómo diríais varios de vosotros "Ya valió verga".

Estuvo dormida un total de dos días. Los cuales para los enanitos, fueron horribles, pensaban que había muerto el ser que los llenaría de paz, riquezas y felicidad. 

Jane despertó lentamente por unos desesperados gritos de ayuda que provenían de la cocina. Como los enanitos se morían de hambre, decidieron dejar un durante unos minutos su paciencia un lado e ir a degustar un rico plato de lobo cocido.

Estaba anocheciendo y nuestra protagonista poco después de que se fueran los enanitos volvió a su forma original. Por alguna extraña razón despertó sin ropa alguna, y con su mochila en la espalda. Media dormida, agarro las mantas y las arrastró mientras andaba hacia donde provenían los desesperados gritos de ayuda. 

Mientras más se iba acercando menos adormecida estaba, pero eso no le impidió chocarse con la pared de arriba de pequeña puerta de roble. Al percatarse del tamaño de la puertecilla se agacho un poco, puso su mano en el enano pomo de la puerta y la abrió.

Al abrirla no podía creer lo que estaban viendo sus ojos...

Algo que nunca se hubiese esperado ver en la vida...

Eran unos niños de cuatro años que por extrañas razones de la vida se parecían a Santa Claus, que perseguían con machetes, cuchillos, antorchas y sartenes a lo que parecía ser un lobo con cierto retraso mental, ya que se pudo haber escapado hace mucho por que la puerta y las ventanas estaban abiertas de par en par.

Cuando los enanitos de blancanieves se percataron de la presencia de nuestra protagonista, pararon de perseguir al lobo, y aun con sus armas en la mano, se acercaron lentamente a nuestra protagonista. Y como cualquier persona con dos dedos de frente que hubiera estado en esa situación, pecho inmediatamente la puerta. 

Érase El Harem De Jane The Killer [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora