Capítulo IV

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Cuarta Parte


Devonshire, la actualidad.

La señorita Kassian estaba preparando su maleta, para ir a Cumbria a visitar a sus tutores, los señores Bell, pues, su padre le comunicó a su regreso que el señor Bell estaba muy mal de salud y deseaba verla.

Esa misma mañana, la joven se marchó en compañía de su amiga la señorita Cloe, quien estaba ansiosa por dejar a Devonshire.

De camino la muchacha le comunicó:

––Mi padre no tiene ningún problema que nos alojemos en su residencia.

––Me da mucha vergüenza quedarme con usted Cloe.

––Por favor amiga, en estos días he sido casi un huésped en su residencia.

––Sí, pero es distinto.

––Nada de eso, es lo mismo, su padre arrendó su domicilio, y además la propiedad de los señores Bell está más próxima a la nuestra que a la de su padre.

––Es extraño que mi padre arrendara esa propiedad.

––Tal vez no posee tanto dinero como usted creía.

La muchacha recapacitó por el camino, en las palabras de su amiga, analizó que, en los últimos meses, su padre no había viajado a Suecia, por otra parte, no trabajaba mucho en su estudio, más bien, se veía un poco retraído.

Esa tarde, al llegar, la señorita Kassian fue a visitar a los señores Bell.

Como le había dicho su padre, el señor Bell no se veía bien de salud, así que se quedó un poco más, ayudando a Sarah su esposa y a la señorita Gabriela:

––Señorita Kassian no se preocupe, puedo hacer esas cosas mañana.

––No, Gaby, deseo ayudar.

––Pero amiga usted no está acostumbrada a higienizar.

––Gaby es muchas cosas que usted tiene que hacer, además me dijo mi padre que trabaja en las mañanas en la escuela del pueblo.

––Tengo que ayudar a mí madre, padre casi no duerme y ella se la pasa despierta toda la noche.

––Pues, desde mañana vendré a ayudar a la señora Sarah.

––Usted posee un corazón compasivo, le diré que con su presencia es más que suficiente, mi padre se ha alegrado mucho de verla.

––Con mí presencia no basta Gaby, tengo manos y pie puedo ayudar.

La señorita Gabriela no resistió más a su amiga y la dejó que la ayudara con los quehaceres.

Cuando la señorita Kassian retornó esa noche a la residencia de su amiga Cloe, estaba agotada, en la cena, la joven le refirió lo sucedido, y a la mañana siguiente, las dos muchachas fueron a ayudar a la señora Sarah Bell.

La dama al principio no deseaba su ayuda, pero al ver la insistencia de las muchachas las dejó.

La señorita Kassian ayudó en la cocina en tanto la señorita Cloe se encargó muy bien del arreglo y aseo de la vivienda.

Al llegar esa tarde, la señorita Gabriela encontró todo en orden.

A la hora de la cena la señorita Kassian descendió para reunirse con su amiga, al ingresar al salón del comedor, se quedó turbada, al ver al señor Dave mirando por la ventana.

El señor Dave se giró al sentir que alguien lo observaba, fue una grata sorpresa encontrarse con aquellos ojos grises que tantas veces había contemplado:

*Saga Caballeros 1*             Un Caballero Solitario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora