*Saga Caballeros 1* Un Caballero Solitario.

Capítulo V

Quinta Parte

En el periódico salió el articulo quincenal de los cotilleos y una nota decía:

¿Quién lo diría? Ayer en la tarde, se vio al caballero solitario, llevando en brazos a una dama, créanme damas, lo digo de manera literal. Muchos especulan, que la dama era su hermana, más, fuentes fidedignas me informaron, que la señorita es una dama misteriosa.

Esperen nuestra próxima edición, le comunicaremos el nombre de la dama, y su apellido.

                                                                                                                           Mr. Busthoner.

La señorita Pearl sacó a la conversación la nota de la semana:

––Se dice, que el señor Miller está muy cambiado, e incluso, anda por las calles tarareando, cuando camina.

––Eso es ilógico Pearl, ese caballero es tan silencioso, que cuando pasa por el lado, ni siquiera notas su presencia.

––Pues, según escuché, que el caballero trajo a una dama de Cumbia y, le rentó una morada, próxima a la suya.

––Eso son cotilleos Pearl.

––Usted lo dice, ya que es su hermano, Cloe, pero una antigua doncella nuestra, está trabajando para la dama y es ella quien se encarga de poner al tanto a nuestra ama de llaves.

––¿Cómo se llama la doncella?

La señorita Pearl, al ser muy ingenua respondió:

––Su nombre es Manirían Smith, es una dama con rostro osco, y regordeta, únicamente, se la pasa escuchando las conversaciones de los demás, para cotillear.

La señorita Daniela sonrió, pues, la dulce Pearl, sin saber, le dio toda la información.

La joven con astucia cambio de conversación al preguntar:

––¿Ya está mejor Kassian de su tobillo?

––Sí, Daniela, aunque todavía no lo puedo afincar, el galeno de Cumbria me indicó que en cuatro días lo podía hacer, pero todavía no siento la mejoría.

La señorita Cloe sonrió para ella, ya que sabía el motivo de que su amiga no se le había curado del tobillo, era porque cierto caballero desde que salía de su trabajo, se iba a cuidar de ella, y recordando a su hermano, comentó:

––Kassian nosotras nos retiramos, para que usted pueda descansar.

––Gracias Cloe.

La muchacha se puso de pie y las otras dos la imitaron.

El señor Dave salió más temprano de su trabajo, pasó por la residencia de su padre, cruzando la pequeña puerta de hierro, trasera, que dividía las dos propiedades, se dispuso a visitar a la señorita Kassian.

El mayordomo observó al caballero que se aproximaba por la puerta trasera y salió a su encuentro:

––Buenas tardes señor Miller.

––Buenas tardes señor Webb, ¿Cómo está la señorita Crusoe?

––La dama está muy mejor, ahora mismo está acompañada de sus amigas.

––¿Las señoritas están en su recámara?

––No señor, están en el salón amarillo.

––Comprendo.