Capítulo 4

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Tras la llegada a una de las ciudades más grandes de Lycia, Lyn y su grupo dan un respiro por salir de los territorios de bandidos y forajidos en la frontera. Sin embargo, el descanso en Araphen es relativamente corto. Un joven de capucha era más que consiente de esto y no podía pasarlo por alto. Por algún motivo, tenía sus sentidos más despiertos que de costumbre. Sain conversaba con Lyn en una de las plazas que había en el pueblo. Por otro lado, Kent se había retirado al castillo del marques para pedir ayuda. En palabras del caballero virtuoso, Araphen y Caelín mantenían una férrea amistad, aunque Link no podía terminar de tragarse lo que le contaban por algún motivo – Link, te ocurre algo – la voz de Will distrajo al encapuchado de sus meditaciones mientras veía el castillo – tengo mis dudas – el castaño lo miro con confunción mientras Link no separaba su vista del castillo – ¿no te cae bien el marques? – Link negó con la cabeza – los rumores de la ciudadela cuentan que el marques odia a los nómades – Will empezó a unir los puntos y empezó a entender la preocupación de su compañero – lady Lyndis es una mestiza, dudo que la trate como a los otros nómades, además no te olvides que el capitán de la guardia de Araphen es un nómade, quizá pueda hacer una excepción – la conversación de los dos se vio interrumpida por un joven que choco por su descuido – lo lamento, yo... – la cara del joven palideció cuando observo el rostro ensombrecido y todas las armas que cargaba la persona con la que chocó – ¿te lastimaste? – el nerviosismo del joven descuidado aumento al escuchar la voz indiferente de la persona que estaba frente suyo – ¡n-no! – el joven estaba muy firme y tenso, además parecía estar muy delgado y sus prendas se asemejaban a las de Lyn, la única diferencia sería que las marcas de costura eran demasiadas en las ropas del chico. El choque de ambos se vio interrumpido por un grupo de guardias que perseguía al muchacho – aquí estas, cójanlo y sáquenlo de la ciudad – Link lo miró y pregunto desconcertado – ahora que fue lo que hiciste hermano – Will, que presenciaba todo lo miró con confusión y estupefacción – d-disculpe, pero los nómades están prohibidos en la ciudadela – la voz del guardia titubeó un poco debido al aura imponente que presencia que proporcionaba Link, eso sumado con la información que le añadió – discúlpeme, pero mi hermano es un mestizo – el guardia iba a reclamar, pero escucharon un grito proveniente de la plaza - ¡fuego! ¡el castillo esta en llamas! – los guardias al oír eso se conglomeraron en la entrada principal del castillo mientras el chico de los harapos y Link seguían quietos – parece que hay problemas, volveré con mi grupo, sal de la ciudadela mientras puedas ¿ok? – el chico parecía que reclamaría algo, pero las palabras murieron en su garganta al ver a Link marcharse.

Lyn estaba en un problema, la habían atrapado desprevenida y la lanzaron al suelo. Estaba con un tipo a punto de abrirla en dos hasta que un escudo golpeó a su agresor – retrocede – Link empezó con su asalto, el agresor de Lyn se vio obligado a retroceder por la cantidad de ataques bloqueados, él buscaba un buen momento para poder sacar su lanza ya que su espada y arco estaban rotos. El asalto del tipo terminó cuando una flecha se clavó en la espalda. Un jinete misterioso se acercó al agotado encapuchado que mantenía atrás de el a Lyn – ¿Quién? – Lyn estaba confundida de lo ocurrido y Kent fue el primero en llegar a ella y Link – ¡mi señora! ¿se encuentra bien? – Lyn aun un poco confundida asintió – él... él nos ayudó – Link, aun con la mirada afilada mantenía el escudo arriba protegiéndola de un posible segundo ataque - ¿Quién eres? – el jinete lo se acercó al joven y habló – ayudaste a mi gente, no una, sino dos veces, te estoy agradecido. Mi nombre es Rath, pero... – Rath miró a Lyn reconociendo de sus prendas – no sabía que aún quedaban superviviente de la tribu Lorca – Lyn bajó un poco la mirada y Link guardó su escudo mientras estudiaba con la mirada a este hombre - ¿Qué ocurre en el castillo? – la intromisión inesperada de Sain devolvió de las nubes a los presentes – hubo un ataque al castillo no hace mucho, el marques aún está dentro y como capitán de la guardia debo ir por él, váyanse y no malgaste la vida que les acabo de salvar – Lyn se abrió paso entre los presentes e impuso un voto – te ayudaremos, el marques ha accedido a brindarnos su apoyo, no podemos ser desconsiderados y hacer vista gorda de esto – Link iba a decir algo, pero al ver tan determinada a su compañera cerro la boca, sabía lo persistente que podía ser una mujer y lo fácil que se enojaban – si están atacando el castillo es por mi culpa, estos tipos van tras de mi – el jinete lo meditó un momento antes de acceder – me presento nuevamente, soy Rath de los Kutolah, puede que nuestras tribus sean distintas, pero no abandonaré a un habitante de las llanuras – Lyn dio las gracias y miro fijamente al jinete – que mi bendición valla contigo – Rath completo – y maldigo mil veces a nuestro enemigo – Gakusha empezó a dictaminar las posiciones de cada uno de las unidades que tenía a su disposición contra ciertos enemigos. Según Rath debían hallar las palancas que activaran la entrada a un pasadizo secreto que llevaba a el castillo. El informe de la ubicación de las mismas estaba bien detallado.

The Leyend of Zelda: las cronicas de ensueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora