4 parte

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-Me divertí anoche...- estábamos en el marco de la puerta de su oficina, el sujetaba mi mano jugando con mis dedos viéndome fijamente a los ojos.

-Te sacare de aquí, seremos libre – beso mi frente haciéndome sentir tranquila por primera vez aquí. Las demás quimeras nos miraban y susurraban, pero ya no me importaba, quería estar con él, hoy y siempre. – Ve y descansa, que esta noche será de tus ultimas trabajando en la vida, además tengo un presente para ti esperando – sonrió altivo acariciando mi rostro soltándome lentamente para darse la vuelta y sentarse a trabajar. Lo mire unos segundos antes de bajar a mi habitación.

Estaba feliz, muy feliz, más que feliz, me sentía plena aun atrapada aquí, sabía que había una salida de aquí, y no solo una salida, una nueva vida. Apenas el elevador se abrió me detuve en seco sin salir, algo andaba mal, algo había pasado. Me acerque lentamente a mi habitación, la puerta estaba entre abierta, podía sentir cada vello de mi cuerpo erizarse nerviosa, había algo adentro sin duda.

-Amy! Amy estas ahí? –la llame sin recibir respuesta. Abrí la puerta después y la miré recostada, quizás solo se había quedado dormida. –Amy? – me acerque tocando su hombro empujándola. Estaba fría, demasiado fría. Alarmada rodee la cama para verla de frente, su cuerpo estaba pálido en su mano había una copa de vino y su contenido estaba derramado en el suelo. En su mesa de noche había una botella, se encontraba ya a medias, con una nota pegada en ella firmada por...el. Fue cuando lo entendí. –Zed...- solté la botella quebrándose a mis pies. El había intentado matarme. "además tengo un presente para ti esperando, tengo un presente para ti esperando, esperando..." eso fue lo último que recuerdo. Lo siguiente apenas son visiones de fuego, gente corriendo y yo enfurecida.

Sentir como me apretaba la mano me volvió al presente, no estaba segura de que tan consciente estaba o si sabía que estaba aquí, pero para mí, el verlo vivo y respirando era suficiente consuelo. Pude ver como sus ojos hacían un esfuerzo por abrirse a pesar de estar tan sedado. "como era posible?" me incline sobre el con una mano en su pecho chistando intentando calmarlo y que regresara a dormir.

-Tranquilo duerme, estoy aquí... - acaricie su cabello hacia atrás un par de veces susurrando – nada te va a pasar, no te hace más daño – me incline aun mas besando su frente en repetidas ocasiones, no quería irme, no quería dejarlo, pero en algún momento tendría que hacerlo.

-Tu nunca me has hecho daño – su voz sonaba rasposa y cansada, tan gutural que se distorsionaba, pero es una voz que siempre reconocería entre un millón de voces gritando, un susurro para mi seria como si solo fuera el, como si no hubiera nadie más en el mundo que nosotros. Como si nos perteneciéramos el uno al otro.

-Calla entonces, debes descansar – acariciaba su rostro con suavidad perdiéndome en sus ojos, ¿"desde cuando había unos destellos purpura en ellos?" recordé sus palabras de esa noche, no tenía sentido, si quería verme muerta por que estaba tan feliz de verme ahora, de que estuviera aquí con él. Sentí como apretaba mi mano jalándome con fuerza hacia él, para no luchar y hacerlo esforzarse cedi recostando mi cabeza en pecho. – Zed debes descansar yo no debería hacer esto, podría lastimarte sin querer y...- su voz me interrumpió.

-Cállate – dijo firme, y casi por reflejo obedecí acomodándome en el – Buena chica – odiaba cuando hacia eso y él lo sabía, y yo sabía que lo hacía para fastidiarme. Su mano acariciando mi cabeza me dio la tranquilidad que necesitaba para quedarme dormida. Solo ante su presencia podía encontrar la serenidad para dormir sin pesadillas.

ZED POV

Con ella contra mi pecho escuchando su respiración pesada, con ese suave ronquido al final de cada exhalación emulando el ronroneo de un gato me indican que estaba dormida. Su rostro sereno, su boca ligeramente entreabierta, su mano se escabullo entre mi ropa permitiéndole a su pulgar acariciando con dulzura una de las cicatrices de mi pecho chocan con dureza contra la imagen de aquel demonio envuelto en llamas, destrozando todo a su paso. Estoy seguro de que si ella hubiera sabido lo sencillo que era escapar, lo hubiera hecho mucho antes. Esa imagen de ella viendo a la cámara fijamente como si lograra verme y quisiera matarme no tenia comparación alguna con el ángel que yacía en mi pecho. Pero no la culpaba.

-Oboro... - susurre molesto recordando porque había pasado todo esto. Tal vez... en alguna ocasión nos escucho hablando de estar juntos, tal vez me escucho a mi murmurar su nombre infinidad de veces mientras dormía, o quizás noto como mi mirada se iluminaba, como mi vida tenía sentido cada vez que ella se acercaba a m y como ardía en celos cada vez que cualquier quimera u hombre osaba posar sus ojos en mi mujer. Pero aun así... esa no era razón para intentar matarla, veneno era demasiado elegante para Oboro, así que debía haber alguien más en este plan de separarme de ella, pero no quería buscar culpables, no hoy. No ahora.

- Perra...- murmuro Nicole en respuesta al escuchar su nombre, lo cual provoco una sonrisa genuina, de las que solo ella genera en mi. La hice callar de nuevo calmándola acariciando su espalda. Podía oler cenizas en su ropa y ver la herida en su brazo solo me hizo pensar que fue al Nine Tales y se la encontró. Esta vez, la haría pagar. – Lo siento...- murmuro de nuevo y sentí su cuerpo temblar asustada.

-Estoy aquí, estás conmigo no pasa nada – me aferre a ella con la fuerza que mi lastimado cuerpo me permitía.

Esa noche poco después de que ella bajo, pude escuchar un rugido que para mí era inconfundible, pero lleno de dolor e ira, lo primero que pensé fue en Oboro y esta incesante guerra que las dos sea han negado a detener, por lo que decidí darle su espacio para tranquilizarse, caso contrario me arriesgaba a ser devorado vivo. Revise las cámaras deprisa buscándola en ellas cuando la vi. Estaba parada en medio del pasillo frente a su habitación, solo parada ahí, la mire lo que fue casi un minuto cuando ella levanto su mirada hacia la cámara sus ojos eran los de un animal, o algo un ser carente de razonamiento, sentí mi sangre irse hacia los pies rápidamente y por primera vez en años sentí terror. "Así que...así es como yo me veo" esa no era ella, no era así. Su cuerpo se cubrió de pelaje a una velocidad increíble y antes de que me diera cuenta había saltado hacia la cámara arrancándola de la pared. Salte hacia atrás como reacción a sus actos. Tenía que averiguar qué había pasado, ella estaba bien hace apenas unos minutos. Regresé la grabación de las cámaras y la corrí deprisa.

-Zed hay un incendio en la parte de abajo – entro Marie deprisa a mi oficina con su respiración agitada en búsqueda de auxilio.

-Abre las puertas y deja que se vayan, no dejare que se quemen en este lugar –ordene preocupado por la situación – ¡VETE! – grite al ver que no se movía. Desactive todas las puertas, rejas y cualquier cosa que pudiera impedir su salida. Para volver a revisar las cámaras, y ahí estaba, Oboro entrando con una botella de vino en su habitación, saliendo apenas unos minutos después, horas más tarde su compañera entro, pero no volvió a salir, a la mañana siguiente entro Nicole y paso esto. Sobre mi escritorio había un reporte de incidencias, lo revise deprisa solo para asegurarme.

-Zed es Nicole! Nicole inicio el incendio cof cof – la voz de Marie sonaba asustada y de fondo podía oír a Nicole gritar enfurecida.

-Tráemela! –ordené, pero no recibí mas respuesta.

Regrese rápido a los reportes, su compañera no se había presentado anoche a su turno. "Maldición Oboro la había matado, pero eso no tiene sentido, porque mataría Oboro a...no...no quiso matarla a ella, intentaba matar a..." tome mi saco deprisa y salí al pasillo. Tenía que encontrarla, ni siquiera ella sabe lo que es capaz de hacer en este estado. Baje las escaleras deprisa llegando hasta el nivel de las habitaciones. No podía ver nada, todo era solo humo denso que subió de inmediato apenas abrí la puerta. Sabía que ella podía verme, si quería atacarme y matarme, no había mucho que yo pudiera hacer. Caminando por el pasillo tropecé con algo, lo que yo pensé eran escombros era el cuerpo de Nicole inconsciente. La tomé en mis brazos sin pensar viéndola, su cuerpo temblaba podía ver como vacilaba entre ser humana y quimera, sus músculos se tensaban casi como una convulsión, pero lo peor era la expresión llena de ira y dolor, la levante poniéndola sobre mi hombro y salí de ese infierno, subiendo las escaleras con ella. 

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⏰ Última actualización: Oct 09, 2020 ⏰

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Entre sueños y pesadillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora