¿Escucho otra vez ese sonido, porque tenía q ser tan fuerte? ¿Cuándo quise incorporarme sentí una mano sujetando la mía, "Zed...?" pero mis pensamientos no podían estar más lejanos a la realidad. Al abrir los ojos me encuentro con los ojos de mi padre mirándome fijamente con una enorme preocupación y miedo en su mirada, casi como si acaba de ver a un muerto revivir,
-Papá estoy bien, ya estoy aquí – aprieto su mano intentando sonreír por sobre el dolor y ardor que me genera el calor de su mano, además, el solo pensar que pudo ser el, que el vino por mí, que volvió por mi...pero, queme hasta las cenizas el único lugar al que podía llamar hogar, no volverá solo por mí, volverá a matarme.
Dos semanas en la unidad de quemados, infinidad de dolorosas curaciones hasta que un doctor con experiencia en quimeras vino a atenderme, y 3 días en cuidados intensivos solo para asegurarnos de que todo estaba en orden no había infección o afectaciones mayores, y ya estaba lista para irme. Beneficios de ser quimeras 83, beneficios de ser humano 0. Descubrí que no solo yo estaba aquí, había más de mis compañeras internadas por las mismas razones que yo, unas en peor estado que otras, pero todas saldríamos de esto con cicatrices menores. Mi herida más grande fue en el antebrazo izquierdo, ni siquiera recuerdo como fue, o el dolor del momento, estaba totalmente fuera de mi que todo se hacía borroso, incluso ahora que intento recordarlo camino a casa. Sus manos tomando mi cadera con fuerza atrayéndome hacia él, las sabanas de satín mojadas debajo de mi cuerpo, sus dientes mordiendo mis pechos dejando marcas conforme avanza sobre mí, marcándome como suya, el frio metal de...espera, satín? No tenemos satín en su oficina o en mi habitación...o...
Siento un sudor frio correr por mi espalda, ¿dónde estábamos? ¿Dónde habíamos estado? Mi cuerpo se tensa al no entender porque soy incapaz de recordarlo, recordar nuestra última noche. EL rechinido de una puerta, mi cama deshecha, una copa de vino rota en el suelo y...
-Nicole? – gruño al sentir la mano de mi padre sobre mi pierna intentando llamar mi atención, lo veo retroceder unos pasos e intento con todas mis fuerzas calmarme o al menos relajar la expresión de mi rostro
– Lo siento papá, yo... es solo... - no encuentro palabras para excusarme, no sé que me paso, no sé qué me pasa.
– No necesitas decir nada, nunca...a menos que quieras, se que viviste un infierno, no quiero hacértelo revivir, me alegro que te hayas librado de eso – permanecemos sentados uno junto al otro en el auto, hemos llegado a casa y es justo como recuerdo, blanca con sus techos y vistas grises, un patio frontal muy descuidado y de hecho mi padre está muy descuidado, podría decir que incluso enfermo. Tomo su mano forzando una sonrisa para darle ánimos y agradecerle. Pero una parte de mi quería regresar, quería regresar a él, a sus brazos, a su protección, a su mano dura y firme pero tan complaciente y cálida.
Esa noche me cuesta conciliar el sueño a pesar de haber tomado la medicación que me dieron en el hospital, fue una cena incomoda, pero más incomodo es que en tan poco tiempo me cuesta estar vestida, me acostumbre a ver mi cuerpo desnudo y el que los demás me miren sin que me genere alguna molestia, así que tendré que volver a ponerme ropa. Después de unas horas por fin fui capaz de caer en los brazos de Morfeo llevando al mundo de pesadillas.
La vista de la ciudad a mi pies me hace sentir poderosa, grande...invencible, ahora entiendo porque Zed tiene esos aires, si yo despertara con esta vista todos los días seguramente acabaría como él. Es la primera vez en meses que se me permite salir, y mi primera salida es a su departamento, no mentiré, estoy emocionada. Una fina bata de seda acaricia mi cuerpo siendo llevada por la suave brisa nocturna, llevaba mi cabello recogido en lo alto con algunos mechones cayendo en mi rostro, dejando mi cuello y hombros descubiertos. Sé que está detrás de mí, su mirada sobre mi figura casi me retiene inmóvil, pero la tentación de ver más allá, de llegar más lejos es demasiada. Me aproximo al barandal de acero frio, apoyando mis mano sobre el inclinándome hacia adelante viendo hacia abajo una vez en mi cabeza me hace resbalar sosteniéndome rápidamente de nuevo.
"Salta, se libre". La única protección que tenía el balcón era este barandal a la altura de mi cintura, y debajo de estas filas horizontales de acero sirviéndome para subir mis pies sobre estos.
–Nicole...- lo oigo pronunciar sin moverse.
"Salta! Sobrevivirás, y si no, es mejor que esta humillación". Mis manos empiezan a temblar a la vez que siento mi cuerpo cambiar, siento el pelaje empezar a salir, mis piernas cambiar, quizás así...quizás sobreviva, quizás...bajando por los balcones pueda llegar hasta abajo del edificio.
– Me preguntaste que podía desear que no tuviera ya...esto es lo que deseo...- mis temblores cesaron apenas girando mi cabeza hacia el – Deseo verte aquí todos los días al llegar, deseo verte todas las mañanas al despertar, compartir el desayuno contigo, llevarte de la mano por la playa, deseo verte crecer...te deseo para mi nada mas – baje lentamente mis pies aun dejando mis manos en el barandal – Quiero ser lo suficientemente bueno para ti, quiero ser alguien que puedas amar y pueda amarte por lo que eres, quiero ser tu pilar que no te falte nada. Deseo darte un poco de lo mucho que tu me das – sus pasos se aproximan y con un brazo rodea mi cintura alejándome del barandal – No puedo sin ti...- murmura contra mi cabello besándome mi cabeza con dulzura.
Me giro hacia el deprisa, no es algo que deba pensar, es un impulso, una reacción a su presencia. Me abraza por la cintura conociendo mis intensiones empujo su cuerpo hacia la habitación sin soltar su mirada dejando caer su cuerpo de espalda en la cama, esos ojos profundos y duros, llenos de pasión y deseo. Me siento sobre el con mis manos apoyadas en su pecho, nuestra excitación es palpable en el aire sintiéndose denso.
– Para qué? ¿Para ser tu prostituta personal? – digo burlona, sé que no soy la única mujer en su vida, he visto marcas en su piel, olido esencias que no son la mía, pero que puedo hacer si lo amo. Con su cadera me empuja hacia arriba haciendo que me levante hincándome en mis rodillas mientras siento como su bóxer se desliza por sus piernas, no dice nada, pero tiene esa mirada, esa mirada de complicidad y de niño travieso que se ha salido con la suya. Lentamente baja mi cuerpo hasta que puedo sentir su miembro presionando contra mi
–No, para ser la señora de Licourt. – Antes de que pueda pronunciar palabra levanta su cadera bajando con sus manos la mía, penetrándome de una estocada limpia, algo entre un gemido y grito sale de mi garganta mientras clavo mis uñas en su pecho. Antes de que mi cuerpo se relaje siento como empieza un vaivén suave, diferente... sonriendo acompaño sus movimientos a un ritmo más rápido cosa que no tarda en seguir.
Tomo sus manos de mi cadera llevándolas a mis pechos, si esta es su manera de pedirme que me case con él, las cosas cambiaran entre nosotros, empezando aquí. Apoyándome en su pecho tomo impulso para subir y bajar mi cadera cada vez más rápido, mis gemidos no se hacen esperar por más que me contenga me es imposible con él.
– Seguro que no quieres a tu puta una noche más, una última noche? – pronuncio entre jadeos. Sus manos toman mis piernas con fuerza y esta vez veo como se sienta para después levantarse. Mis piernas se enrollan en su cintura para evitar que caiga, su sonrisa burlona me hace sentir vergüenza al recordar mis palabras.
– Así que al final eso te consideras? ¿Mi prostituta? Pero jamás te he pagado – mi espalda choca contra el frio de lapared, un grito de sorpresa nos hace reír a los dos antes de seguir con nuestroplacer. Desliza sus manos hasta mi trasero y mirando hacia arriba me muestraque hay una cuerda de la cual me puedo sostener levantando los brazos, siguiendosus indicaciones ayudándole a cargar mi peso mientras sus embestidas son cadavez más fuertes y rápidas, mis pechos quedan a la altura de su boca por lo queno demora en empezar a devorarlos y al estar ocupado los únicos gemidos ysuplicas que se escuchan retumbar en las paredes son mías

ESTÁS LEYENDO
Entre sueños y pesadillas
RomansaNicole es una quimera, Zed la persona que la compro para domarla. Esta es la continacion de un tema que lleve mucho tiempo y no tuvo resolucion en su momento. Un dia en un arranque de ira Nicole comete lo que podria ser el peor error de su vida