Tres

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Durante el celo, el cuerpo gastaba muchas energías

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Durante el celo, el cuerpo gastaba muchas energías. Por lo que antes y después era normal sentirse muy cansado. Joaquin había tenido la "fiesta" que había organizado su mamá, y eso debió consumir sus pocos ánimos.

Emiliano lo recostó sobre el colchón y colocó un paño frío sobre su frente. Emilio estaba sacando lo que habían comprado y tarareaba una canción.

-Probablemente al ser dos alfas su cuerpo se cansará más -Emilio se detuvo de mover las bolsas- va a estar muy hiperactivo estos días, después dormirá mucho.

-Si, vamos a tener que buscarle algunas cosas en su casa, esto no va a terminar rápido -Emiliano se sentó en el suelo, junto al omega.

-Deberíamos traer todo, Joaquin va a estar unido a nosotros, deberá mudarse pronto -Emilio guardó la torta en la heladera- espero que su mamá nos deje pasar.

-Ella va a hacerlo. Aunque no quiere que lo llevemos, sabe que no podrá interponerse cuando tenga nuestra marca -el alfa menor sacó el paño para remojarlo en agua con hielo, lo escurrió y se lo puso de nuevo.

-Eso será después, necesitamos algunas cosas ahora -el mayor avanzó hasta el pasillo que daba a la entrada de la casa- voy a ver si se puede.

-Está bien, no vayas a pelear con ella -molestó Emiliano.

-Calla -dijo y agarrando las llaves de la camioneta salió.

El sol daba deliciosamente, pensó que sería buena idea estar afuera con Joaquin. Considerando que después no saldrían de la habitación por un tiempo. Sacó el seguro y abrió la puerta. Ya dentro, suspiró cansado. La señora Bondoni había sido un problema desde el principio. E incluso había provocado que la policía se involucrara, ambos alfas habían creído que irían presos. Sería fácil decir que querían aprovecharse de su hijo, que además era menor que ellos, y dirigirlos directo a una celda. Cosa que no salió así, Joaquin hizo una escena con lágrimas y todo, rogando que no se los llevaran. Que el quería estar con ambos, que había aceptado ser cortejando y que no lo trataban mal.

Al final, los dejaron tranquilos. Después de todo, Emiliano y Emilio eran conocidos y tenían una buena fama. El viaje fue corto y cuando llegó volvió a suspirar cansado. Bajó y pasó el camino de piedras. Luego llegó a la puerta y tocó. A diferencia de Emiliano, la señora Bondoni parecía no tener tanto problema con él. A Emilio eso le enojaba, ella pensaba que por ser juguetón y divertido no podría cuidar de Joaquin. Mientras que él solía ser más serio y formal al hablar.

-Bueno día, señora Bondoni -saludó al instante en que la puerta se abrió.

-Emilio -ella frunció la cara para después asentir- ¿mí hijo?

-Joaquin está descansando, su cuerpo está acumulando energías -explicó con la esperanza de que ella no lo tomara mal.

-Ah, claro -ella miró a otro lado- ¿qué haces aquí?

Cuidando de su compañero/EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora