Seis

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Advertencia: el capítulo contiene doble penetración anal.

Joaquin tragó duro ante la vista, su corazón comenzó a latir más deprisa y sintió una punzada en sus partes bajas

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Joaquin tragó duro ante la vista, su corazón comenzó a latir más deprisa y sintió una punzada en sus partes bajas.

Emiliano bajaba por sus deliciosas piernas la única prenda que tenía puesta.

La lanzó y ahí mismo se masajeaba el pene, haciendo que se pusiera duro. El omega lanzó un jadeo, dudaba acostumbrarse a las acciones repentinas de su alfa.

Sintió una mano deslizarse por su muslo, dirigió la vista al brazo tonificado que lo tocaba. Subió la cabeza y vio a Emilio, su otro alfa. Tenía una mirada de pura excitación, satisfecho de lo que veía. Cuando Emiliano se arrodilló frente al sillón, quedando en medio de sus piernas abiertas y Emilio se dedicaba a molestar sus pezones, estaba tan caliente que sentía que podía venirse en cualquier momento. Después el alfa mayor que estaba pegado a su costado, se separó y volvió a sus muslos. Tomó una de sus piernas flexionándola para darle más espacio a Emiliano.

Joaquin agarró con una de sus manos el brazo de Emilio, que lo mantenía abierto y vulnerable. El alfa menor no esperó más. Sacó los bóxers del omega como pudo y atacó lo que se encontraba entre sus piernas. Primero fue por sus testículos, besando sólo eso, sin tocar de ninguna forma su sexo que se mantenía señalando arriba. Lo torturó con besos y chupones en sus muslos. Bastaron unos minutos para que no pudiera resistirse a sus gemidos y súplicas. Agarró su miembro con un mano y pasó la lengua por la longitud. Tomando las suplicas de Joaquin como que lo estaba haciendo bien, pusó su boca en la punta y comenzó a chupar.

El omega notaba que el efecto del celo comenzaba a desaparecer. El calor lo invadía todavía, pero con menos fuerza. También se cansaba más rápido. Debían aprovechar el tiempo que les quedaba, o deberían esperar a fin de año para marcarlo. Ninguno de ellos quería pasar por eso.

Dejando de lado su pene, Emiliano se dirigió más abajo en busca de su entrada. El omega había tenido suficiente penetración durante los días anteriores como para estar correctamente estirado.

Ahora debía recibir a los dos dentro de su hoyo, lo correcto era verificar que estuviera bien preparado para no hacerle daño. Era un lugar delicado como para cometer errores y sus alfas nunca se perdonarían hacerle daño.

Pudo meter tres dedos con facilidad sorprendente. El omega era sostenido por Emilio para no moverse y causarse lesiones. Emiliano aprovechaba lo mojado de Joaquin para abrirlo más. Estaba seguro de poder meter un puño y más. No era lo que necesitaba ahora, eso podía ser dejado para otra ocasión.

Creyendo que era suficiente, quitó sus dedos y miró a su pareja. Joaquin estaba jadeando y reposaba en el pecho de Emilio. Su hermano le sonrió y le dijo que estaba bien. El omega volvió en sí cuando se sintió vacío. Soltó un gimoteo, ahora necesitaba ser llenado.

-Cariño, ahora vamos a empezar -Emilio ayudó a Joaquin a pararse- sube sobre mí.

El chico enrolló sus brazos en el cuello de Emilio y el alfa sostuvo sus piernas para elevarlo. Emiliano sonrió por la posición, Emilio literalmente tenía alzado como un bebé a su compañero. Se acercó a Joaquin y le besó la espalda. Su chico se retorció y se volteó a verlo.

Cuidando de su compañero/EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora