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~El fin conlleva al comienzo~

— Déjame cuidar de ti Tauro— Insistió aquél muchacho de ojos fríos, más bien, el invierno se reflejaba en esos ojos azules. — ¿Por qué no puedes simplemente aceptarme como tú Alfa? —

— No soy un Omega Escorpio... — El bosque pintado de naranja resplandecía entre ellos dos, y el crepúsculo reflejaba sus figuras. — La manada no lo aceptaría, tienes que casarte con Piscis, él es un bello Omega, es perfecto para ti, te dará una familia, te dará herederos para la manada... yo no puedo hacer eso.—

El interior de Escorpio rugió en protesta, era su Alfa, quería reclamar algo que no podía. Las reglas lo dictaban, no podía casarse con un Beta, el lazo no funcionaría, no podrían hacer una manada, no aguantaría la época de celo, no sería lo mismo, nada sería normal.

— Me tengo que ir— Las orejas de aquel chico de cabellos rizados, color chocolate, se mantenían bajas debido a la tristeza, su cola también; además de ser un fiasco total para su mate, no era un lobo completo. — Te amo—

El pelinegro dio un paso al frente, su respiración comenzó a ser más fuerte, sentía la opresión en el corazón de aquel Beta, no quería dejarlo ir, era su luna, su mate.
Nadie lo entendía. La ira comenzó a brotar, ¡No, claro que no, no lo dejaría ir!

Derrepente sus huesos comenzaron a tronar, su pelo completamente negro empezó a crecer, transformándose poco a poco en un lobo de cinco metros.

Esta acción intimidó al pequeño semilobo, el cual no podía correr porque no tenía la habilidad de un lobo normal, no podía atacar porque sus dientes no eran caninos y la fuerza de la mordida era muy humana, lo único que lo identificaba como un lobo era su jerarquía y su mitad fisiológica. Esa que lo convertía en un raro espécimen de lobo y humano, un humano con orejas y cola.

Más fuerte que cualquier humano, pero mucho más débil que un lobo beta, incluso para un omega convertido en lobo.

Así que su instinto solo actuó a su naturaleza, pegó sus orejas hasta su cabeza, camuflandolas en su cabello castaño y dejó en descubierto su cuello.

— Escorpio por favor, n-no lo hagas más difícil, es por nuestro bien— Su cuerpo temblaba, poco a poco se fue hincando hasta tomar la posición de sumisión total.

Es un Beta pero no podía contra la voluntad de su Alfa destinado, mucho menos cuando este es uno pura sangre, jefe de la manada más poderosa de aquel bosque.

Lo único que consiguió al hablar fue un fuerte gruñido de parte de aquel lobo, que lentamente se acercaba, pegando su gran nariz al cuello de Tauro.

Nada, no había aroma, tenía que esperar a la luna llena para poder detectar ese lazo que los unía.

Se desesperó, sus patas se posicionaron entre el cuerpo del chico haciéndolo caer de espaldas, imposibilitando algún movimiento, y así comenzó a lamer su cuello con insistencia.

— E-Escopio p-por f-favor...— El cuello era su parte más sensible, tenía que hacer entrar en razón la parte Alfa del signo de Agua, si no, podría perder el control. — D-Deja-ame i-ir— Su cola comenzó a moverse de un lado a otro, su lobo interior estaba feliz de que su Alfa lo quisiera.
Pero aún así no podían estar juntos.

Y eso era lo que realmente dolia en su corazón, el miedo de saber como reaccionaría una manada tan unida como la de Escorpio, tal vez y se separen, al ver que su alfa consiguió una luna tan débil como él.

Ademas la corte lo había dicho, la manada no quería esa unión, sus hermanos lo habían regañado, sería un sacrilegio que un signo de Tierra y un signo de Agua se juntaran, pero sobretodo, sería un completo error que el Alfa más poderoso se uniera a un simple híbrido beta.

El alfa volvió a gruñir y mordió la pálida piel de aquel chico.

El dolor fue tan insoportable para el castaño que no pudo contener sus lágrimas y algunos gemidos de dolor. No había nada, solo dolor y sangre, mucha sangre, no había lazo.

El alfa insistió, apesar de sentir el vacío dentro de él, volvió a morder, haciendo que los hilos de sangre se multiplicaran, Tauro solo intentaba no moverse, por primera vez sintió miedo de su destinado, lo estaba lastimando sin consideración.

Sus pequeñas manos tocaron los hombros del lobo, intento acariciarlos y luego alejarlos, Escorpio en un aullido lastimero comenzó a lamer la herida que provocó.

"Herida" Jamás había pensado que esa marca mental se convertiría en una herida profunda y dolorosa.

— Snif... snif... ¿p-por qué? ¿p-porque eres tan terco Escorpio? Snif... a-aunque seamos destinados, el lazo no va funcionar...— Sus manos taparon sus ojos, odiaba cuando lo veían llorar, se sentía más débil de lo que ya era y aún más estando su alfa presente.

El gran lobo negro dejó de lamer y escuchó los gemidos de su luna, nunca antes lo había escuchado llorar, el lo había provocado, arrepentido y triste se transformó en el hombre apuesto que era.

— Y-yo... no quiero que te vayas, eres mío Tauro, yo te quiero junto a mí— Su lobo gemía dentro de él, queriendo salir para consolar al pequeño híbrido pero el tomo el mando, y lo único que logro hacer fue abrazarlo protectoramente. — No me importaría renunciar a la manada...

— Te van a buscar, no eres un simple alfa, eres un Pura sangre, un alfa engendrado por dos alfas Escorpio, necesitan tu fuerza.— El menor solo se dejo recostar en el pecho del mayor.

Le ardían las heridas, y aún seguían frescas, quizá perdió mucha sangre porque al final sus ojos se cerraron quedando al merced de aquel que lo sostenía fervientemente.

— Nunca te dejaré ir...— Y con esto sus sentidos quedaron olvidados en la inconsciencia definitiva.

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¡Aquí les dejo una nueva novela, estables va a ser Escortauo, obviamente pondré a más parejas pero la pareja principal en esta historia es esa!

Espero que les haya gustado.

Espero que les haya gustado

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🌘 Dos lunas 🌒 (Zodíaco Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora