El Príncipe De Los Leones -Pausada-

Parte 8

Los muchachos se encontraban fuera de la habitación de hechizos esperando a los adultos para hablar de los descubrimientos del momento.

La habitacion de los hechizos no se abría aún y con el tiempo transcurriendo, Harry decidio ir a revisar unos cuantos libros más en busca de información sobre lugares que con el tiempo eran abandonados y donde probablemente un demente como Dumbledore escondería a una persona.

Harry no perdía las esperanzas de hallar a su amado con vida, después de todo, Draco era la persona más fuerte que conoce, por que a pesar de no ser excesivamente fuerte físicamente, sabía que de todos modos ganaba en combates cuerpo a cuerpo durante las clases de defensa personal, y que Dumbledore no sería capaz de asesinarlo cuando necesita sujetos de prueba... Esa idea hacía estremecer a Harry, pero pensar que Draco estaba con vida lo hacía continuar.

Harry hizo una lista de los 20 lugares más horripilantes que fueron abandonados por sus dueños debido a que  se reportaban incidentes de sucesos extraños, algo que el desquiciado de  Dumbledore amaría tener  en su guarida del mal ya que Harry conocía muy bien la mente de su antiguo director.

Entonces salió de la biblioteca y regresó a la sala de hechizos, pero esta seguía cerrada, al parecer ese mapa era algo complicado.

Ya cansados de esperar todos decidieron ir a dormir pues no notaban muestras de que seguir parados frente a una puerta cerrada fuese a servir de algo, todos los chicos se despidieron y se dirigieron a sus respectivas casas y habitaciones; excepto uno: Harry, quien decidió ir a dar un paseo por el castillo debido al cansancio emocional que sentía.

H: Maldito Dumbledore, cuando te encuentre desearás jamás haber nacido desgraciado hijo de perra - decía en voz alta - juro que cuando te encuen - repentinamente escuchó unos pasos siguiéndolo, y con lo paranóico que estaba con la situación de Dumbledore no dudó en sacar su varita y comenzar a correr hacia el lugar de donde provino el sonido hecho una furia - giró en una esquina y chocó con alguien debido a la alta velocidad en su andar, ese no era el plan y jamás creyó que le saldría tan mal el atrapar a quien lo seguía, pensó Harry y recordó a lo que iba; se levantó instantáneamente con varita en mano - quién eres? - preguntó Harry a la persona en el suelo

C: Ho-ho-hola so-soy Cédric, de Gryffindor, -decía sobándose el cuerpo -  disculpa por no ver por donde iba, es que estoy muy can - el chico totalmente palideció al ver a Harry - Oh my God disculpe todo, fue mi error, lamento haberme cruzado en su camino señor Potter en estos momentos me re-re-retiro por favor no haga que me expulsen juro que nunca fue mi intención cruzarme en su camino - dijo con voz llorosa -

H: - Harry se enojó por lo que dijo el joven Cédric - Y por qué demonios haría yo que te expulsen?

C: Por favor haré lo que necesite pero - Cédric quedó muy perplejo ante las palabras que no acababa de entender aún y la boca se le zafó y dijo - pero si eres Harry Potter y prácticamente tú eres quién controla todo en esta escuela y eliges quienes se quedan, quienes se van y así

H: Pero de dónde has sacado toda esa mierda? qué yo controlo la escuela? - Dijo haciendo una mueca de brula  - Si, claro, como si siquiera pudiese controlar lo que me hacen estudiar los locos de mis padres o al menos mi futuro, ni siquiera puedo controlar la mascota que deseo tener - dijo lloroso recordando como le arrebataron a su primera mascota, una pequeña lechuza; por que sus padres nunca le permitieron tener mascotas alegando que son una clara pérdida de tiempo - no sé que hago hablando contigo ya puedes irte, no haré que te expulsen ni nada, solo vete ya - y Harry se alejo del muchacho con los ojos algo adoloridos al intentar retener las lágrimas que deseaban caer de sus ahora vidriosos ojos verdes

C: - Cédric pensaba que el muchacho al que más miedo le tenía el colegio no era como todos lo pintaban, sino que era alguien amable y que podía tener sentimientos e incluso llorar a causa de ellos - Tan lindo - dijo en voz baja recordando el  rostro iluminado por la luz de la luna que paso de una gran furia a unos  ojos vidriosos en solo un minuto y Cédric ahora deseaba volver a ver esos hojos de frente y esta vez aún más cerca