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No entendía muy bien lo que sucedía, estaba buscando a mi misteriosa chica y, de un momento a otro, terminé con mi mejor amiga y enamorada, desde que tengo memoria, en un hospital con ella internada.
Pasaron dos horas exactas desde que me encuentro recostado en la pared y en frente de su habitación, sólo quería saber sobre ella, sobre Browclynn, pero acá si no eres familiar directo del paciente tardan una banda en avisarte sobre su estado.
Lo que menos me importa en este mismo instante es saber qué paso con X.
 
—     ¿Usted es el Sr. Horan? — Un hombre con una gran entrada, casi calvo, y con aproximadamente cincuenta años se me paró en frente, también llevaba una bata blanca; supongo que era él Doctor. Al mismo tiempo en el que me paraba, asentía repetidamente con mi cabeza — Un gusto, soy el Dr. Chaspear. Le informo que la Señorita Dark se encuentra en un estado estable — Su voz paró un momento dando a entender que esperaba una respuesta.
—     ¿Puedo pasar a verla? — Tal vez él esperaba que le diga otra cosa, pero lo único que quería hacer era verla y hablarle, aunque Browclynn no me pueda responder ni escucharme.
 
Luego de hablar unos minutos más con él doctor camine hacia el esperado lugar, tenía unas ganas de verla y contarle todo lo que pasé en estos días que no hablamos.
Al entrar la vi, ahí sin pinta de estar viva, se mantenía enchufada a muchos cables que le permitían seguir acá. Su piel estaba totalmente pálida, cualquiera que la viera sentiría piedad, pero no por ella sino por nosotros.
El lugar en el que se encontraba era raro, o por lo menos para ella lo sería, ya que era totalmente blanco y para ella una habitación blanca era aburrida. Le faltaba su toque especial.
 
—     O nena, si te vieras en este instante — Murmure mientras me sentaba a su lado, sentía unas terribles ganas de abrazarla y decirle que despierte — ¿Por qué corrías? ¿Para qué te pregunto esto?, ¡es como si te preguntará como estas! ¡Y se nota a kilómetros que ni bien podes estar! — La impotencia me ganaba, las lágrimas salían sin pedir permiso. — Te necesito pequeña, sólo te necesito a mi lado —Murmure una vez ya me había calmado — Necesito decirte lo mucho que te amo, que quiero que seas sólo mía y poder agarrarme a trompadas con ese noviecito tuyo. Quiero que nadie más que yo te toque — Me acerque a ella una vez más, le acariciaba el pelo como si fuera la última vez que lo pudiera tocar — Se mía princesa — Me acerque lentamente a su frente y le deje un pequeño beso que aunque no sepa que se lo di yo me sentí en las nubes. Y eso que no fue en los labios.
—     ¿Niall? — Escuche su voz, su propia voz, me contaron que pronto se iba a despertar.
—     ¿Browclynn? ¡Princesa! — Me acerque lo más rápido que pude al lugar dónde ella estaba y le di un desesperado pero cuidadoso abrazo — Voy a llamar al doctor — Pronuncie una vez luego de separarnos.
 
A los cinco minutos ya estaba ahí con dicha persona, él me pidió si podía salir así la podía revisar, cosa que no me negué. Cuándo vi la puerta abrirse de nuevo me encontré con dicha chica ya vestida, resulta que le dieron reposo en casa.
Lo que me sorprendió fue su vestimenta, llevaba un jean, una gorra azul, tal y como X iba a ir al parque; una loca idea se me paso por la cabeza pero por más tonta que suene se lo pregunte igual.
 
—     Browclynn, ¿Tú eres X? —.
—     Si, Niall. Soy yo… —.

Message.- n.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora