3

2 1 0
                                    

(11:30 p.m)

No ha pasado mucho desde el pequeño robo que cometí, dos meses para ser exactos.

Ya se me ha facilitado usar la katana pero no es suficiente, Sanyu siempre esta conmigo viendome entrenar.

He escuchado que ese monstruo esta volviendo a atacar cerca de aquí, no debo ilucionarme pero puede que sea la oportunidad perfecta para practicar con mi katana.

Sanyu: Mamá -mirando la ventana-

-Que pasa Sanyu?

Sanyu: Tía Elena esta afuera.

-Que?

Enserio? Justo ahora tenia que venir?!

Escondi la katana y la máscara en mi cuarto, cuando volví a la sala Sanyu ya no estaba así que abrí la puerta.

-Que quieres?

Elena: Solo vine a visitar, pensé que estarias con ojeras por andar buscando al sujeto.

-Ajá, si solo era eso puedes irte.

Elena: No es solo eso, vine a decirte que me voy a mudar.

-Y eso a mi en qué me afecta?

Elena: En nada, bueno...suerte -se va-

Cerré la puerta ni bien se dio la vuelta para irse, no debia perder tiempo viendo como se iba.

-Ya se fue, Sanyu.

Sanyu: Porque no puedo saludar a tía Elena?

-Se asustara, no quieres eso verdad?

Sanyu: No...

-Bien, voy a salir un rato. No hagas un desastre en casa, ok?

Sanyu: Yo soy un buen niño, mamá.

Saqué nuevamente mi katana y máscara, me puse la misma ropa que cuando robe el arma qur ahora poseo.

(a quien les recuerda la ropa?)

Salí de casa y fui a buscar a aquel sujeto, estube rondando por todo el lugar en el cual era posible que atacara.

Me detuve cuando escuché una ventana abrirse, me di la vuelta y lo vi entrar a una casa.

Suspire y me acerqué a la casa, di un gran salto para alcanzar el marco de la ventana y subir.

El estaba apunto de apuñalar a un niño que estaba por despertar, saqué mi katana y se lo puse cerca de su cuello.

-No te le acerques.

Puse el filo de mi arma más cerca de su garganta, tan cerca que ya le comenzaba a salir sangre pero parecia no hacerle nada igual que la primera vez.

El niño despertó y cuando nos vio se asustó y comenzó a gritar a todo pulmón, el sujeto se tapo los oídos aún con el cuchillo en manos. Yo en cambio seguí amenazandolo cob la katana.

Supongo que la costumbre es por lo que ya no me molestan los gritos de niños

???: CÁLLATE MALDITO MOCOSO!

Antes de que el hiciera algo los padres entraron a la habitación, la mujer también empezó a gritar como loca mientras su marido intentó golpearme.

Lo esquive pero esa fue la oportunidad del otros para escapar.

Estaba enojada, por culpa de este idiota se escapó el maniático.

Detrás de la matanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora