𝔹𝕖𝕒𝕥𝕣𝕚𝕔𝕖 ℍ𝕒𝕝𝕝𝕠𝕨𝕖𝕖𝕟 [Tommy Y Tu] Terminada

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– ¿Como que disfrazarme? – Las mire incrédula.

– Si. Tu hermana dijo que quería que te disfraces. – Hablo mi madre.

– Además tu tienes que pedir dulces conmigo, si no te disfrazas no te los darán. – Dijo obvia.

– ¿Quién te dijo que me gustaban los dulces? – Cuestione extrañada.

– Por eso es por lo que tienes que pedirlos, para dármelos a mí. Tendré el doble de dulces.

No puedo creerlo, esta niña enserio es mi hermana. Estoy orgullosa.

– Bien, pero ¿Dónde consigo un disfraz? Hoy es Halloween, no hay tiendas abiertas. – Me senté sobre la mesa.

– En el garaje quizás hallan algunas cosas. – Recordó mama.

– De acuerdo, pero voy a disfrazarme como yo quiera, ¿ok?

Ambas asintieron.

{...}

Me encontraba viéndome en el espejo. Me veo hermosa.

En el garaje encontré algunas máscaras, un par de camisetas algo rotas y pintura roja. Le puse pintura a las camisetas, tomé una máscara, un bate de beisbol y listo.

– Te ves terrorífica. Me encanta. – Mi hermana menor empezó a dar aplausos y brincos a mi alrededor. – Podrás asustar a los niños y que me den sus dulces.

Bajamos a la sala.

– Nos vamos, ma. – La mencionada me miro.

– No iras así.

– No empieces, Elizabeth. Tu me dijiste que podría ir con lo que quisiese. – Iba a replicar, pero la interrumpí. – Adiós, ma. Recuerda que iré a la fiesta esta noche.

Sali seguida de mi hermana.

Luego de un par de cuadras caminando, me di cuenta de que la mitad de las chicas estaban vestidas de Harley Queen. Únicas y diferentes.

Mientras caminábamos, vi a un chico que se me hacía conocido.

– ¡Oye! – Grite. El chico dio la vuelta y, efectivamente, era el chico de la cafetería.

– H-hola, Beatrice, ¿cierto? – Hablo una vez me acerque.

– La misma. ¿Cuál era tu nombre?

– Tommy, Tommy Valentine. – Estreche su mano.

– Lindo disfraz, por cierto.

– Gracias. – Se sonrojo un poco. – El tuyo igual. – La chica a su lado le dio un codazo. – Ellas son mis hermanas, Danielle – Señalo a la mas alta. – y Cooky.

Ambas me sonrieron.

– Ella es Annabelle. – Señale a la pequeña.

Empezamos a caminar todos juntos, deteniéndonos de vez en cuando para que las menores buscaran dulces.

– Entonces, ¿iras a la fiesta? – Pregunte.

– Si. – Me sonrió.

Si no fuera porque, en teoría, nos acabamos de conocer, lo hubiera besado.

Nos detuvimos frente a una casa en la que unos niños estaban recogiendo dulces. Note como empezaban a hablar con las chicas. No, espera, están discutiendo.

Tommy y yo nos acercamos a las chicas.

– Tus padres no te querían. Eres una adoptada de mierda. – Wow, estos niños tienen un vocabulario espectacular.

Vi como a Cooky se le aguaban los ojos.

– Por lo menos ella si fue planeada, Pequeño imbécil. Apuesto a que tus padres no te abortaron porque no es legal. – Nunca me imagine insultando a un niño de... ¿11 años?

– Nadie te pregunto, idiota. – Juro que, si no fuera por que el castaño a mi lado me tomo del brazo, ya lo habría matado.

– Beatrice. – Grito mi hermana. – Ese chico me esta molestando. – Señalo a un pelirrojo.

Me encamine hacia el enano pelirrojo. – Oye, niñito. – Me miro. – Sera mejor que dejes a mi hermana.

– O si no, ¿Qué? – Me miro retador.

Le mostré mi bate. – Hare de tu cabeza una piñata.

– No te atreverías.

– ¿Quieres apostar?

Los niños salieron corriendo, dejando sus dulces en el suelo. – ¡Si! – Festejo Annabelle. – Choca. – Chocamos lo cinco.

Amo asustar niños.