Nueve

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Para el regreso a la cabaña, todos volvieron a descender la montaña y a caminar de nuevo por los senderos del bosque.

Cuando ya llevaban un buen trecho andado, el moreno no podía dar un paso más pues no estaba acostumbrado como ellos a hacer ese tipo de actividades, para él era la primera vez.

—Apúrate, no quiero que un lobo me ataque por tu culpa—Dijo Janis harta de tener que parar cada dos por tres para esperarlo—...No me extraña que seas tan lento con esas piernas tan cortas y ese enorme trasero.

—¿Lo-Lobo?, ¿H-Hay lobos por a-aquí?—Preguntó este asustado.

—Tranquilo —Habló Joong—... Vamos bien de tiempo, seguro que llegaremos a la cabaña antes del anochecer.

Desde ese momento, el moreno caminó temeroso y mirando a todos lados pues no quería ser atacado por ningún animal salvaje, de pronto este no vio un agujero y con mala suerte metió el pie cayéndose de narices.

—¡Ay¡....¡ay!...¡ay!..¡Ay mi pie!—chilló.

Rápidamente Joong y Anne se pararon y volvieron atrás para ayudarlo mientras que los hermanos se quedaron parados.

—¡Oh cielos, Boo!, ¿Estás bien?.

—Me duele mucho el pie...auch—contestó este frotándoselo.

—¿Puedes levantarte y caminar muchacho?—preguntó el cabeza de familia.

—No lo sé, lo intentaré.

—Menudo torpe estás hecho, ahora si que nos atrapará la noche—dijo con fastidio la más joven haciendo una mueca y levantando el brazo.

El mayor esta vez la miró pero extrañamente no chocó su mano como siempre.

—¡Hey!, no me dejes colgada, hermano.

—Cállate un rato anda, no ves que se ha hecho daño de verdad—habló éste con fastidio.

Entonces la chica vio que Mew la estaba mirando con molestia y que luego se acercaba a los demás.

—Hey, no me hables así, es la verdad—dijo con fastidio mientras pateaba una piedra.

Finalmente Gulf pudo levantarse pero le dolía mucho y no podía caminar bien.

—Tendremos que turnarnos para llevarlo hijo—dijo Joong mirándolo, el cual tenía cara de susto.

—No ha-hace falta, yo podré solo...¡Ay!—el moreno no quería que Mew lo odiase más de lo que lo hacía ya, así que lo intentó de nuevo pero no pudo.

—¡Maldita sea!...—dijo finalmente el mayor poniéndose delante de él y agachándose un poco para que éste subiese a su espalda—...sube, yo te llevaré o volverás a caerte

—Gra-Gracias Mew— le susurró cerca de su oreja una vez que había subido.

Este carraspeó pues una pequeña corriente le recorrió el cuerpo.

—D-De nada.

Ya llevaban un buen rato caminando en silencio, en el que el moreno no dejaba de suspirar pues se sentía culpable por haber estropeado la actividad y probablemente provocarle dolor de espalda al chico que le robaba el aliento.

—L-Lo si-siento—dijo entonces temeroso.

—¿Qué es lo que sientes?—preguntó Mew confuso.

—Esto.. el caerme y el que me tengas que cargar... Bueno y el que tengas que compartir tu habitación conmigo... de verás no sabía que no había más, sino me hubiese quedado con mi padre—Explicó entristecido.

El mayor chasqueó la lengua.

—Ten más cuidado la próxima vez y ya no te caeras, por lo de la habitación...—este recordó lo sucedido en la noche anterior—… con que no ronques me conformo.

Gulf había esperado escuchar gritos o incluso palabras más duras e hirientes por parte de este pero no fue así y entonces sonrió sorprendido.

—¿Y-Yo ro-ronco?—preguntó preocupado y avergonzado.

El mayor sonrió.

—No... no lo haces, solo bromeaba.

Este sonrió también, quizás el haberse caído no había estado mal después de todo y además Mew tampoco era tan insensible como quería dar a entender.

Joong lo cargó en el último trecho hasta la cabaña y una vez allí, lo dejó en el sofá con el pie en alto, mientras Anne rápidamente fue a la cocina para buscar hielo y ponérselo en el tobillo, tras examinarselo y comprobar que no estaba roto.

Cuando llegó la noche y después de degustar la cena y jugar unas cuantas partidas a las cartas, Mew volvió a cargarlo para subir las escaleras e irse a dormir pero esta vez lo cargó en sus brazos mientras el moreno le rodeó el cuello con los suyos.

Este estaba en la gloria y lucía muy sonrojado pues al parecer el mayor tenía mucha fuerza y además tenían sus caras muy cerca.

—¿Qué tanto me miras?—habló este.

Gulf se imaginó entonces que lo estaba cargando como recién casados y no pudo evitar soltar una pequeña risita.

—¿Se puede saber que es tan gracioso?—preguntó Mew sin entender.

—Oh n-no...na-nada...nada.

Esa noche el mayor se desveló de nuevo pues temía cerrar los ojos y entrarse nuevamente a Gulf sonámbulo a oscuras y en el suelo  pero eso no ocurrió, ya que este durmió toda la noche gracias a los calmantes que Joong había ido a comprar a la farmacia más próxima.

Esa noche el mayor se desveló de nuevo pues temía cerrar los ojos y entrarse nuevamente a Gulf sonámbulo a oscuras y en el suelo  pero eso no ocurrió, ya que este durmió toda la noche gracias a los calmantes que Joong había ido a comprar a la farm...

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16. Un amor de ensueño- Primera parte - Mewgulf TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora