Capítulo 05

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Un paso.

Dos pasos grandes.

Y un salto.

Después de realizar incontables piruetas, cinco años habían pasado.

Cinco años llenos de ballet.

Ahora el pequeño Jeongin tenía diecisiete años, el niño de los brackets se había quedado atrás, para darle lugar a un joven flexible y por supuesto, encantador.

La misma rutina que comenzó una tarde común a sus doce años se repetía ese mismo día, llegando junto a su madre a aquel edificio en donde encontró su propio sueño.

Con los ojos cerrados y con una melodía en su mente en repetición llegó a su salón, notando que estaba vacío.

Pero bueno, el problema es que había llegado hora y media antes de su clase.

Suspirando y dejando su bolso junto a sus viejas zapatillas de ballet, decidió recorrer el largo pasillo echándole un vistazo a las aulas de los demás clubes.

Observó como el salón de artes estaba lleno de manchones de pintura dándole un aspecto divertido, mientras que el salón de música estaba repleto de instrumentos y micrófonos. Caminó y caminó hasta que un golpe sordo resonó en su alrededor, llamándole la atención al percatarse que aquel ruido había salido desde el salón de boxeo.

Con intriga caminó hasta el fondo del pasillo, notando que la puerta estaba entreabierta, dándole paso a la vista de cierto azabache golpeando con fuerza el saco de boxeo que se encontraba colgado en uno de los extremos del amplio lugar.

Fue entonces que con una sonrisa entró como si se tratase de su casa a aquella ajena aula.

Bueno, no contaba con que aquel chico que conocía como la palma de su mano se encontraba sin camisa, dando paso a sus bien definidas abs cubiertas con sudor. Pero, al conocerlo desde pequeño, no le dió demasiada importancia.

Tomó una de las botellas de agua que se encontraban en el refrigerador del salón, acercándose luego con una sonrisa a Hyunjin, quien se sorprendió al verlo en ese momento.

—Llegaste temprano hoy —dijo Jeongin alcanzándole la botella a su amigo, quien la recibió de inmediato.

—Quería practicar un poco solo, ya sabes que Chan siempre quiere pelear conmigo en el ring que hasta me he descuidado un poco —respondió Hwang secándose el sudor con una toalla, poniéndose su playera negra luego para no incomodar al chico más pequeño.

Si Yang era sincero, si cuando eran niños había pensado que Hyunjin era guapo, ahora lo era al triple. Sus facciones habían cambiado demasiado, dándole el aspecto rudo con él que había carecido cuando lo conoció, más sin embargo, él mejor que nadie sabía que solo era su apariencia la que parecía que era un chico intimidante, ya que en realidad era bastante protector y amable.

—Niño rico, ¿estás aquí tan temprano?

—Vete a la mierda.

Bueno... tal vez solo era amable con Jeongin.

Yang río al ver de quien se trataba, sabiendo que era típico de aquel rubio hacerlo enojar cada que podía. Por lo que pudo relajarse al saber que no habría una pelea de por medio.

—Oh, pequeño cisne, tú también estás aquí —saludó el reciente chico acercándose a ambos.

—Channie, pensé que no volverías de Australia —mencionó Jeongin con su gran sonrisa, siendo abrazado de forma inmediata por el mencionado.

Días de Juventud | hyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora