Las dos manos del Comisario de barba se aferran al asiento del conductor, abriendo sus piernas mientras se sienta en el regazo de quien antes conducía el patrulla, aquel ruso de dos metros posa sus manos en su cintura.
En el patrulla sólo se puede escuchar el sonido de sus besos, como chasquidos. Rodríguez siente su espalda rozar con el volante y se queja sobre los labios del mayor, acercando más su cuerpos al contrario y rozando de forma inconsciente sus erecciones por encima de la ropa, gimiendo como respuesta.
Volkov mordió aquellos labios carnosos, rojizos e hinchados por sus besos, disfrutando de aquellos bajos sonidos del castaño que le daba como respuesta. Paso sus manos por debajo de la camisa del Comisario, con las yemas de sus dedos rozando esa suave piel, sintiéndola arder por el calor de sus cuerpos y sintiendo como se estremecía ante su tacto.
— Volkov... — gimoteo sintiendo los labios del ruso rozar su cuello totalmente limpió de marcas, sintiendo sus dientes rozar pero sin llegar a morder — ¿Esto esta bien? — preguntó entre jadeos mientras era apoyado contra el volante, teniendo su espalda arqueada mientras el mayor dejaba un camino de besos húmedos por todo su cuello y hombros.
— Nadie tiene porque enterarse — fue lo que contestó volviendo a atacar sus labios, bajando sus manos a su trasero, apretándolo y sacando como respuesta un fuerte jadeo.
Greco se separó, reincorporándose mientras esta vez era su turno de besar el cuello del ruso de cabello casi platinado, tomándolo del borde de su camisa mientras sus dedos comienzan a desabrochar aquella prenda, pasando sus manos por aquel abdomen muy bien marcado y firme.
Fue inevitable para él no abrir su boca y clavar sus dientes en aquella piel blanquecina, queriéndola manchar con marcas que se noten a simple vista. Mordiendo y chupando, escuchando los gruñidos placenteros que soltaba el ruso. Sus dedos se clavaron en su espalda arañando y marcando, cualquiera que viera esas marcar sabría que había sucedido.
Una vez más sus erecciones se rozaron y esta vez fue de manera consciente; Rodríguez movió sus caderas hacia delante, restregándose con descaro y sonriendo travieso mientras mordía su labio inferior. Y continuó con esos movimientos varias veces, arrancando gemidos por parte de ambos, sintiendo su polla palpitar y doler, deseando ser liberada y sabe que no es la única.
Volkov parece saber lo que piensa, y sus largos dedos se dirigen al botón del pantalón del menor, desabrochandolo y bajando el cierre; Greco repite lo mismo con el suyo, mirándose fijamente mientras introducen sus manos en la ropa interior del otro, liberando sus pollas y rozándolas inconscientemente.
Es el ruso quien toma el control de la situación, tomando ambos miembros para así juntar ambos, frotándolos y gimiendo aliviados ante el roce, siendo que necesitaban atención.
Sus labios se vuelven a juntar, los gemidos y jadeos interrumpen este mismo, pero poco les importa, introduciendo sus lenguas en la boca ajena y explorando, buscando ganar esa batalla por el control del beso. Rodríguez titubea al sentir el dedo pulgar del mayor rozar la punta de su polla, y es entonces que Volkov lo aprovecha, tomando el control y devorando por completo al castaño, atacando sin piedad.
Sus manos sujetan las muñecas del castaño y lo inmoviliza, haciéndolo arquea su espalda mientras sus labios bajan a sus pezones, los cuales lame, jugueteando con ellos mientras Greco se estremece ante las acciones de su lengua. Juguetea haciendo pequeños círculos rápidos, para después rozar sus dientes, sin llegar a morder fuerte para no causarle daño pero si lo suficiente como para hacerlo sobresaltar.
— ¿Comisario Volkov? — ambos escuchan la radio sonar, sin embargo, el ruso sube sus besos al cuello del menor, soltando sus manos para llevar las propias al trasero del menor, intentando arrebatarle su pantalón como puede, puesto que el pequeño espacio se los dificulta — ¿Comisario Greco?
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Table Dance | GreKov [SpainRP]
Fanfiction➸Volkov siempre fue visto como una sombra tras Conway, y lo puede confirmar cuando Greco en ningún momento se dio cuenta de que sus ojos siempre estaban puestos sobre él. El Comisario Rodríguez estaba muy cegado con el Superintendente como para habe...