1- Vida rota

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Mi nombre es Carlos, tengo 15 años, asisto a la secundaria, mis calificaciones son exelentes, mis padres Karl Dilthey y Emilie Durkheim son los científicos más reconocidos del mundo, al igual el laboratorio donde trabajan "The future of tomorrow"
La especialidad de mis padres es encontrar soluciones a enfermedades críticas.

El mejor día llegaba, era mi cumpleaños y por primera vez mis padres me llevaron a su trabajo, aunque realmente me gustaría haber cambiado de sitio para celebrar mi cumpleaños.

Mientras mis padres elaboraban una nueva fórmula, decidí explorar el lugar, por desgracia un sujeto de prueba, escapó ocasionando desastres, en el intento de salir, frascos con químicos y otras cosas, cayeron en un mismo recipiente, ocasionando una explosión. Todo se tornó oscuro, lo único que recuerdo eran gritos y la alarma de incendios.

Desperté en el hospital, pensé que habían pasado dos días, realmente estaba confundido.

—ha despertado!!!– dijo una enfermera que se encontraba a mi cuidado.

Se retiró a buscar al doctor,
Luego de un rato, llegó.

—Como te encuentras??
Recuerdas tu nombre???– dijo el doctor en un tono de preocupación y curiosidad.

—mi nombre..... Es Carlos– respondí un poco confundido

—Que bien que puedas recordar tu nombre.....– suspiró de alivio

—Donde están mis padres???– miré a mi alrededor intrigado y preocupado.

—Lamento decirte esto, pero tus padres fallecieron, ellos se encontraban cerca de la explosión, no te preocupes fueron sepultados con honor, hace tres meses.– respondió el doctor tras una sonrisa.

—Que??!!! Hace tres meses....... Eh pasado tres meses.... Aquí?.....– sentí como mi cuerpo se volvía pesado, quería llorar pero no podía darme el lujo de hacerlo.

—Se que esto es muy duro para tí, pero tus padres tenían preparado todo por si algún día te abandonaban, la hermana de tu madre se hará cargo de tí, estarás de alta en dos días– dijo el doctor al verme perdido en mis pensamientos.

Esas palabras no me ayudaban del todo, mis padres, habían muerto y con la persona menos indicada pasaría el resto de mi vida, mi vida..... Mi alma...
Estaban rotas
Luego de dos días, salí del hospital, solo observaba los alrededores y me sumergí en mis pensamientos hasta que fui interrumpido por una voz de una mujer.

—Al fin saliste, cuánto has crecido!!!, La mento mucho lo de tus padres, ahora estarás en buenas manos– sonrió llena de hipocresía

Victoria, una mujer de 48 años, piel morena, obesa, con su vestido floreado favorito.
Sabía que me esperaba lo peor.

El viaje duró una eternidad, solo pensé en las cosas que viviría en esa familia, hasta que por fin, llegamos, el lugar era tétrico, era una mansión antigua, parecida a una película de terror,
En ese lugar vivía, George el esposo de Victoria, junto a sus tres hijos
Alex de 25 años
Max de 20 años
Scott de 18 años
Realmente yo nunca les agrade, estaba caminando hacia aun matadero.

—Lo que faltaba, una carga, eso es lo que nos dejó tu patética hermana– reprochó el esposo de Victoria

—Claro que no es una carga, nos será muy útil, no regañes y ven ayudarme a sacar estás maletas– dijo en un tono de arrogancia

—Puedo hacerlo solo tía.....– fuí interrumpido por su mal carácter.

—No me refería a tus maletas, tu carga tus cosas y ve hacía el sótano, ése es tu lugar– soltó una carcajada

Mis padres dejaron un testamento por si algo ocurría, siendo un menor de edad, yo no podía administrar mi fortuna, lo que resultó ser un problema, nunca recibí nada.
Llegó la temporada de clases, tuve que ser transferido al colegio que asistían mis primos, el primer día fue un desastre, como siempre, el nuevo recibe la bienvenida, golpes, burlas, entre otras cosas.

Una noche no podía dormir, estaba desesperado, frustrado, empezaba a sudar, escuché voces en mi cabeza, pensé que era fiebre o talvez estaba alucinando o peor, perdiendo la cordura.
A la mañana siguiente, cumplía mis deberes, aunque realmente yo era un sirviente, escuché a Max cantando una música infantil.

—No eres demasiado grande para cantar eso??– dije sin despegar la mirada del sartén.

—De qué hablas idiota??– dijo tras cerrar el refrigerador.

Tomó su lugar en la mesa y empezó a cantar nuevamente, lo extraño era que no estaba moviendo los labios.
Realmente pensé que estaba perdiendo la poca cordura que me quedaba.
Los días pasaron y fui el objetivo de los brabucones del colegio, era un grupo de ocho, cinco hombres y tres mujeres.

Realmente no me agrada hacerle dañoFue lo único que escuché pensar a una de las chicas.

Los días pasaron y entendía como funcionaba mi poder, en 3 semanas podía mover objetos y entrar en la mente de los demás y hacer que vieran lo que yo les proyectaba.

Un día común, todos en el comedor empezaron a hablar mal de mis padres, solo empuñaba mi mano para tratar de contenerme.

—Mi hermana fue siempre una hipócrita, fingiendo ser la mejor y estafando a las personas– dijo Victoria con su tono arrogante eh irritante.

—En especial su esposo, era un drogadicto y alcohólico, científicos? JA, solo eran unos farsantes– prosiguió el esposo de Victoria.

Scott, volteó a mirar a mi dirección y claro, era evidente que no me agradaba lo que estaba ocurriendo.

—Mira mamá el idiota quiere llorar– empezó a reír a carcajadas.

No pude contenerme y golpear a Scott, con un sartén, no fue de agrado para George, se levantó de la mesa y tomó un cable para golpearme, perdí el control y lo hice levitar, dejandolo caer y provocando que el cuello se rompiera, todos estaban asustados, no podía arriesgarme a que me reportaran así que los asesine a todos, arrojando los cuchillos, tenedores y todo lo que tuviese punta, sus cuerpos quedaron como queso, llenos de agujeros.
Me sentí mal, empeze a llorar por lo que había hecho, guarde los cuerpos en el sótano, los vecinos jamás descubrieron esa tragedia ya que me encargaba de entrar en sus mentes y proyectar que ellos estaban de viaje.

Asistía a clases siempre, escuché aquella voz nuevamente, era de la segunda al mando, no quería lastimarme pero quería agradar, así que decidí seguirla después de clases, ella miraba hacia todas las direcciones, miró fijamente un cartel, era el dueño de una tienda muy famosa, ella se convirtió en él, entró a la tienda y salió con muchas provisiones. Decidí seguirla  y en un callejón que se encontraba sin nadie, le grité.

—ASTRID!!! SE QUIEN ERES– me detuve al ver que había conseguido su atención.

—De qué hablas idiota???
Quieres salir con los huesos rotos??– dijo en el típico tono usaba al golpearme.

—Se que eres diferente, quieres que llame al dueño de esa tienda y le informe que salieron productos y que fue él quien los sacó?.

—Nadie te creerá– sonrió con maldad.

—Lo sé.....– utilicé telepatía —(Pero quiero hablar contigo, no eres la única diferente).

ANORMALESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora