La sopa envenenada

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La sopa envenenada

Estela estaba cansada de su marido, él le trataba mal, le pegaba, la engañaba y lo peor es que no la dejaba irse, cuando el salía cerraba la puerta con llave, para que ella no saliera.

Estela sabía que la única solución era matarlo, pero no tenía la fuerza para hacerlo, él es un hombre muy grande y gordo y ella muy pequeña y delgada, en un enfrentamiento incluso armada, él podía ganarle fácilmente.

Así que decidió ir al sótano, donde tenía veneno para ratas, subió con la botella a la cocina e hizo una sopa de verduras y vertió toda la botella de veneno en ella.

No temía cuando tuviera que confesar su crimen, porque diría la verdad, que ese hombre la maltrataba física y psicológicamente y encima la tenía secuestrada.

Cuando llegó su esposo no lo hizo solo, traía tres amigos y una chica. Ella ya conocía a todos ellos, sobre todo a la chica, ya que era amante de su esposo, ella lo sabía, incluso los había visto varias veces besarse en el sillón sin importarle que ella estuviera allí.

-Mujer traje la compañía, no hemos comido, sirve cinco platos.-Dijo el esposo.

Ella solo había hecho la sopa envenenada, no sabía si servirles a todos, era solo para su marido, sin embargo, los demás tampoco eran santas palomas; estaba la amante sin vergüenza, los amigos de él que habían visto en múltiples ocasiones como él le pegaban a ella y no hacían nada, incluso uno cada vez que se ponía borracho intentaba propasarse con Estela.

Así que sirvió los cinco platos de sopa en la mesa.

- ¿Sopa, con este calor?, yo no quiero, dame el segundo. -Dijo el esposo.

-No hay segundo, solo pude hacer sopa

- ¿Ya ven porque le pego?, porque es una inútil, yo no comeré nada-Dijo tirando su sopa al piso, mientras Estela observaba este hecho sorprendida.

Los otros si empezaron a beber la sopa envenenada, ella no podía creer lo que estaba pasando, todos tomaban la sopa, menos el marido.

Los amigos y la chica se acabaron la sopa y al poco rato cayeron de sus sillas, revoloteando en el piso del dolor, vomitando espuma, y poco a poco muriendo, mientras Estela y el esposo veían con asombro y desesperación lo que estaban presenciando.

- ¿Qué sucede mujer...que tenía esa sopa?-Dijo el hombre asustado.

Ella callada veía como morían todos, presentía que ahora sería su muerte, que el hombre se alocaría y la mataría con mucha ira. Pero el hombre fue hacia su amante, la abrazó y empezó a llorar.

La mujer sorprendida supo que podía irse, la puerta no estaba con llave, y el marido estaba abrazando a la amante muerta. Abrió la puerta para irse, pero se quedó y regresó a la cocina, donde estaba el esposo de rodillas, ella agarró un hacha de cocina y con fuerza la clavó en el cuello, tuvo que repetir muchas veces esta acción para matarlo, el hombre recién intentó defenderse cuando estaba muy herido, pero ya no pudo hacerlo y murió desangrado.

Estella agarró su ropa, la metió en una maleta y salió de la casa. Antes de irse, echó una mirada al piso de la cocina, en el cual había cinco muertos, vio el cuerpo de su esposo y sonrió.

Aún no sabía si lograría escaparse e irse al campo donde tiene familia o si antes la policía la atraparía, pero aun así cualquiera de las dos opciones pasara, sería mucho más feliz que haber seguido viviendo con su esposo.

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