Reffus Holmes, es la cuarta herma Holmes, melliza de Enola Holmes.
Al cumplir los 8 años de edad uno de sus hermanos mayores, Mycroft Holmes, arrebató a Reffus de su madre y melliza para llevársela a Inglaterra.
Allí Reffus vivió episodios traumá...
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Un largo camino a casa;,,
—¿Viven aquí? — preguntó el vizconde mirando con un poco de asombro la habitación. Asombro, pero no por la belleza del hospedaje de las mellizas Holmes, sino por lo desastroso que era.
—¿Tú alquilaste en un Ritz? — preguntó irónica Enola. Indicando que si tu plan es fugarte, no es demasiado bueno hospedarte en un lugar lujoso. Reffus abrió la ventana para que corriera un poco de aire.
—Me permití pagar algo un poco más cómodo. Solo pensé que podrían hospedarse en algo mejor. Pensé que eras más lista. — Dijo el muchacho a Reffus. Esta lo miro muy enojada.
—Te dije, la misma mirada que tiene mi tío. — el vizconde sonrió.
— Me importa muy poco toda tu familia Yllista. Ahora deja de mirarme con esa sonrisita estúpida y burlona porque te tiraré por la ventana. — Amenazó la melliza menor.
— La dueña me aseguró que era un buen cuarto. — Enola Ignoró a la más pequeña de los dos.
— La dueña te mintió. — Dijo gracioso el vizconde sacándose su abrigo. Enola sonrió.
— Obviamente yo no estaba con ella cuando lo hizo, además de la señora es muy maleducada e interesada porque este ser viviente de aquí — dijo a Enola- — ...le mostró todo el dinero que traíamos con nosotras, probablemente se aprovechó de eso. — Explicó Reffus.
— Da igual. Tenemos una sola cama así que dormirás en el piso. — Dijo Enola dando por terminado el tema.
-—¿Guardas periódicos viejos? — preguntó Tewkesbury a Enola tomando uno de los periódicos que estaban sobre la cama.
— Ten cuidado, aún no termine de leerlo. — le advietió Reffus.
— Aunque no lo entenderías. — murmuró Enola.
— Aparezco aquí. — Dijo asombrado el muchacho.
— Así es — murmuró Enola caminando por la habitación mientras hacia una que otra cosa.
— Seguramente por eso lo estabas leyendo. — Dijo burlesco el vizconde a la melliza menor. Rodó los ojos la de pelo corto.
— ¿Por qué los guardas, Enola Holmes? — preguntó el chico. La mellizas se tensaron un poco.
— Por mi madre. — Respondió seca Enola.—Estoy esperando que me de un mensaje. Aun no lo hizo.
— Fantástico. No lo puedo creer. — Murmuró irónica Reffus. Se podría decir que estaba enfadada por la notable ignición hacia ella de parte de los otros dos presentes.
