-Sandro, hola.
Se voltea. Sonríe. Es Pamela. Está preciosa.
-Pamela, hola.
La joven le sonríe pero parece nerviosa, mira al suelo y luego a él, inesperadamente estrecha su boca con la suya, haciendo una invitación por parte de su lengua, no se lo impide. Ya está acostumbrado a estos besos. Aunque le cueste creerlo aun, esta saliendo con ella. No sabe como ni porque pero le gusta. Le toca las piernas insinuándole para que suba en él. Ella lo hace y le abraza su cintura con ellas. Continúan varios minutos más hasta que se escuchan voces. Ellos empiezan a reír.
-¿Nos vemos en mi casa hoy? –pregunta con picardía.
-Estaré a las ocho, lo prometo.
-Te espero, bueno voy a cambiarme –Pamela lo besa suavemente y sale del vestidor de hombres.
Se queda solo, pensando, imaginando. Y viene a su mente esa jovencita: Eli. Le atrae, pero sabe que no es lo correcto. En cambio con Pamela, es perfecto. Ella tiene su edad, es instructora de supervivencia para niños. A ambos les apasiona el peligro, la aventura. Ellos estudiaron para esto y juntos lograron su propósito. Sale del vestidor, mira a su derecha, esta el de mujeres. Se le antoja besar a Pamela en ese momento, es solo un segundo, aun no ha llegado nadie, solo los niños, y conociéndola primero se cambiara esa ropa casual por una deportiva.
-¿Pam? –dice mientras entra y comprueba que no hay nadie.
Escucha una ducha abriéndose al fondo, hará a los niños esperar ¡menuda chica!
-¡Hey preciosa, apurate! Quiero darte un beso.
De pronto se detiene el agua y de la ducha sale alguien. No es Pamela.
-Hola, Sandro –saluda Eli con una sonrisa, tiene la toalla envolviéndole su perfecto cuerpo, quizá la toalla es demasiado corta, pues le permite tener una visión de su ropa interior– ¿Qué tal?
-Mal, es decir, bien. Perdona, me voy –. <<Idiota>> se levanta de la banca y camina hacia la salida.
-Te has asustado.
Se vuelve, ella está riéndose mientras toma asiento y comienza a frotar con otra toalla su cabello mojado.
-¿Qué dices?
-Claro, no tengo un cuerpo de lujo, pero no te asustes.
-Eso no es cierto.
Ella se sorprende pero sonríe.
-¿Qué carajos? –suelta la toalla de su cabello. Con un
-Es decir que…
-Mejor no digas nada –lo interrumpe.
-Me voy – sentencia él.
-Bien, nos vemos sexy instructor.
Sandro ya estaba caminando a la salida, pero el escuchar eso hace que de cierta forma le de una felicidad instantánea.
-¿Qué has dicho? –pregunta volviéndose hacia ella.
-Lo que pienso, que eres muy sexy.
Ella lo dice sin siquiera mirarlo y como si fuera lo más normal del mundo. Él solo atina a sonreírle de una manera extraña, una mezcla de asombro, picardía y alegría.
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¿Acaso dices que me amas?
RandomEnamorada de un imposible. Un romance peligroso, lleno de problemas. Pero para Sandro y Eli la edad no es un límite.