Rápidamente llevó una mano hacia su boca para evitar que sus jadeos descontrolados delataran su ubicación. Pero incluso dentro del closet de aquella habitación principal tan bien decorada, temía que los fuertes latidos de su corazón fueran lo último que escuchara antes de que el alma andante le quitara la vida.
Siempre se mantenía fuerte, valiente y firme ante cualquier situación, pero en ese instante las lágrimas bañaban su pálido rostro, mientras su cuerpo tembloroso era sacudido sin piedad por escalofríos. No tenía idea de qué hacer; no traía su móvil consigo, la puerta principal estaba cerrada con llave, y rondando por los pasillos del segundo piso se encontraba ella, buscándolo.
La mano libre pronto acompañó a la otra, presionando sus labios con fuerza en tanto apretaba los ojos de la misma forma. Podría desvanecerse allí mismo, mas no pensaba rendirse tan fácilmente, pero primero debía intentar hacer a un lado el miedo y pensar en una estrategia que pudiera sacarle de allí.
-Jaaack... -canturreó suavemente la voz de Elsa que, hace meses, habría calificado como dulce, mas ahora sólo quería desgarrarle las cuerdas vocales para no escucharla.
La sombra de la fémina pasando frente a las puertas cerradas del armario hizo que se estremeciera; el sonido de lo que parecía ser un cuchillo deslizándose por la superficie hizo que deseara morir allí mismo, envuelto en el terror.
-¿Dónde estas, cariño? -Soltó una risilla infantil-. ¿Estamos jugando escondidillas? ¡Oh, genial!
Escuchaba sus pasos lentos cada vez más lejos, suponiendo entonces que estaba encaminada a salir de la habitación y sus manos bajó de su rostro, aunque no se permitió respirar todavía, temiendo que la rubia pudiera escucharle.
-Si te encuentro, te mueres.
Otra risa.
Luego el silencio.
Era cuestión de tiempo para que le encontrara metido en el armario, y aún no tenía idea de que hacer, pero sí sabía una cosa: no moriría esa noche. La muerte rondaba el apartamento y con cada segundo Frost se quedaba sin opciones, aún más cerca del abismo al que sería empujado sin piedad alguna.
Pronto escuchó pasos rápidos bajando por la escalera y respiró aliviado, tomando una pizca de esperanza. Entonces, haciendo uso de la poca fuerza que le quedaba, abrió despacio las puertas y salió sigilosamente, rogando que ella no volviera a subir.
Estaba en el último piso del departamento; era una gran altura, y sabía que cualquier salida estaba bloqueada por lo que bruscamente arrancó las sábanas de la cama y comenzó a atarlas, valiéndose también de otras para hacer una especie de cuerda aún más larga, teniendo en mente la idea de usarla para bajar por el balcón de la habitación y huir.
-Eso es hacer trampa, cielo.
Giró a tiempo para esquivar la cuchillada que la fémina lanzó en su dirección.
-¿Y lo que tú haces? -contraatacó.
-Yo sólo quiero jugar, contigo. -Sorbió su nariz mientras ponía morritos y apretaba la hoja del arma contra su propia mejilla-. ¿Jugamos, Jack?
El cinismo en su sonrisa le alertó lo suficiente como para evitar otro ataque, aunque no sin llevarse un corte en el brazo, más el equilibrio perdió cuando sus pies se enredaron en las sábanas esparcidas por el suelo, haciendo que en consecuencia cayera y se golpeara la cabeza; en cuestión de segundos comenzó a marearse debido al impacto.
-No es divertido si te duermes -se quejó cruzándose de brazos-. Pero te encontré y ya sabes lo que eso significa.
Caminó el tramo que le quedaba dando pequeños brincos hacia el mayor, dispuesta a acabar con él de una vez. Mas este fue rápido al sobreesforzarse y deslizar sus piernas de forma rápida por el suelo, chocando los tobillos ajenos y logrando que esta cayera de igual forma. Desde allí propinó una patada a su estómago, disfrutando el verla retorcerse de dolor.
Con algo de tiempo extra, volvió a recuperar el aire y se puso de pie, tomó la soga y corrió a otra habitación para ganar más tiempo. Al llegar apresuró sus pasos hacia al balcón y consiguió atar las sábanas en la barandilla, estando listo para comenzar a bajar.
-Te encontré.
Se giró hacia su voz, totalmente acelerado. Allí estaba Elsa, con su respiración descontrolada, sin perder su expresión enferma. Ladeó la cabeza suavemente.
-Creo que gané, ¿no?
Sonrió de lado, adoptando una expresión inocente que obviamente Jack no se creyó.
-¿Crees?
-Bueno, lo sé -rió-. Aunque si te sirve de consuelo, cariño, te ves muy lindo sangrando. -Deslizó la hoja plateada por sus propios labios, pintándolos con el carmín ajeno-. A que me sienta bien este color.
Frunció el ceño, haciendo inconscientemente una pose de defensa, con sus piernas separadas y sus brazos al frente. Su expresión fue seria, sin dejar de observarla ni por un segundo, preparándose para la próxima estocada que ella arrojaría.
En un instante, el rostro de la contraria cambió: sus ojos se mantuvieron bien abiertos, fijos en él, brillando con la locura, y sus labios se volvieron una línea recta.
«Fin del juego, cariño» pensó.
Rápidamente Arendelle corrió hacia Jack, con el arma blanca en alto para poner un fin. Si hubiera enterrado el filo directo en su corazón, disfrutaría el verle desangrarse mientras continuaba atacándolo en el suelo y reía. Pero ni siquiera reparó en que detrás del peliblanco estaba la nada misma. Grave error.
Él volteó las cartas a su favor en un segundo que fue el más lento de toda su vida: se hizo a un lado justo a tiempo y, aprovechando la velocidad y el impulso de la platinada, le puso el pie para hacerla trastabillar, empujándola luego hacia la barandilla. La chica cayó y él se asomó a verla. Luego de recuperar el aire, se obligó a bajar por la soga para alcanzarla.
Allí yacía sobre los rosales, con los ojos cerrados y una expresión serena a pesar de haber tenido un final trágico. Incluso después de que hubiera atentado contra su vida, incluso muerta, Elsa continuaba pareciendo una obra de arte a sus ojos.
Pero no se quedaría a apreciarla.
-La muerte te sienta bien, cielo -corrigió mientras tomaba una flor y la arrojaba sobre su pecho-. Que descanses.
Le dio la espalda, dispuesto a alejarse del edificio. No tenía fuerzas para correr, aunque tampoco importaba; estaba a salvo. Y sus pasos fueron lentos, relajados, a sabiendas de que nada le haría daño.
Desgraciadamente no vio la sonrisa que el ángel reflejó mientras le veía marchar. No vio cómo esta tomaba el cuchillo y dificultosamente se incorporaba.
Jack no vio nada después de esa noche.
...
Prometo que siguiente relato será normal u.u
Tal vez...
Originalmente este relato era de mi otp aa, pero a sabiendas de que, excepto 4 gatos, nadie conoce el ship shockingshipping, lo adapté al jelsa uwu. Al menos así pueden disfrutarlo todxs.
Mwaah, saludos y ojalá estén súper bien.
(Si ven errores avisenme porfi u.ur, como dije, el relsto original es sobre Elesa y Lectro asi que es normal qu puedan haber palabras que no concuerden con Jack y Elsa).
MJ
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The Guardian and The Queen (Relatos Jelsa)
De TodoHay historias que suenan mejor cuando las cuentas con brevedad; sin dispersarte, simplemente centrándote en lo principal. Aunque esto varía según la persona que escriba. En mi caso, escribo brevemente porque es lo que se me ocurre en el momento, pe...