La tarde caía como una manta dorada que se extendía lentamente por el paisaje sobre el internado masculino, con su fachada austera y ventanas altas; era un símbolo de disciplina y orden, un lugar donde las risas se apagaban fácilmente y las emociones se reducían al mínimo.Era un mundo cerrado, donde las horas se marcaban por el sonido del reloj de la torre, y los días transcurrían con el mismo monótono ritmo de siempre.
Un joven Jisung, miraba por la ventana de su aula, sus ojos llenos de un deseo irrefrenable de estar en otro lugar, lejos de la voz áspera del profesor de historia que repetía sin cesar los logros del Imperio Japonés. La voz era como una mosca zumbando en sus oídos, irritante e imparable. Jisung, con su pelo desordenado y su uniforme algo raído, sentía que el aula se hacía más pequeña a cada minuto. Él no encajaba allí. Tartamudeaba al hablar, se enredaba con las palabras, y los otros chicos se reían de él, lo llamaban nombres que dolían, que cortaban más profundo que cualquier cuchillo.
Miró por la ventana esperando que algo sorprendente sucediera más no pasó, en cambio, solo pudo divisar nuevamente aquel bosque del que tanto se rumoreaba. "El Bosque Encantado" o al menos así lo llamaban los aldeanos.
Decían que era un lugar lleno de magia, donde las criaturas que escapaban a la razón humana vivían en armonía con la naturaleza. Jisung había oído rumores de los más antiguos del lugar: una criatura mágica habitaba allí, oculta entre los árboles, apareciendo solo para aquellos que tenían corazones puros o almas desesperadas.
—¡Ya terminó la clase, Ma-ma-marica!
—Un golpe en su nuca lo hizo regresar a la realidad, las risas y burlas hacia el no se hicieron esperar.Sin darse cuenta la clase había terminado y todos habían salido ya del aula para continuar con la siguiente clase.
Mientras los otros chicos jugaban al fútbol en el campo, Jisung decidió escapar. Deslizó su delgado cuerpo por la ventana del aula, cuidando que nadie lo viera. Sus pies tocaron la hierba húmeda y, con el corazón acelerado, corrió hacia el bosque. La sensación de libertad llenó su pecho como aire fresco. Caminó hasta que los sonidos del internado se desvanecieron por completo, y solo quedó el sonido de las gotas de lluvia cayendo.
La lluvia caía con furia, golpeando las hojas y ramas con un repiqueteo constante que llenaba el bosque de un sonido incesante. Jisung corría con todas sus fuerzas, jadeando, sus pasos apenas audibles en el barro blando bajo sus zapatos de uniforme. La bruma que envolvía los árboles era espesa, casi impenetrable, y cada sombra parecía esconder alguna amenaza desconocida. El bosque, al que tantas veces había mirado desde la ventana de su aula con una mezcla de fascinación y temor, ahora parecía un lugar de pesadillas.
—"No vayas al bosque," —recordó las palabras burlonas de Donghyuck—. "Hay monstruos allí. Criaturas que se comen a niños como tú para el desayuno."
Un crujido detrás de él, luego otro a su izquierda. El viento soplaba con fuerza, agitando las ramas y haciendo que los arbustos a su alrededor se movieran como si estuvieran vivos. Escuchó un rugido profundo y escalofriante resonando en la distancia, haciendo eco en su pecho como un tambor enloquecido.
Corrió más rápido, su respiración se volvió irregular y sentía su corazón martilleando con violencia en su garganta. Giró la cabeza, aterrorizado de lo que pudiera ver a sus espaldas, y en su distracción no vio la gruesa rama caída justo en su camino. Tropezó, su pie se enredó y, con un grito ahogado, cayó de bruces en el barro. Sintió un golpe seco en su frente y luego... oscuridad.
Cuando despertó, el sonido de la lluvia había cesado. La luz del sol, brillante y cálida, se filtraba entre las hojas, creando parches de oro sobre el suelo mojado. Jisung parpadeó, desorientado, su cabeza dolía y su uniforme estaba empapado y cubierto de barro. Se incorporó con dificultad, sintiendo el lodo pegajoso en sus manos, y notó que a su alrededor se acercaban pequeñas criaturas: ardillas, ratones, e incluso mariposas de colores vivos revoloteaban cerca de su rostro.
ESTÁS LEYENDO
El bosque de los sueños: renjun centric
Fanfiction1930, Corea Del Sur. Jisung, un joven tímido y atormentado por su internado, encuentra a Renjun, una criatura mágica sacada de un cuento de hadas.