Tres

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El bullicio en los pasillos de la universidad le causaba un gran estrés a Emilio, quería irse y dormir una siesta; sin embargo, aguantaba todo porque era martes, el día en el que compartía más clases con su pequeño. 

Sus hombros subieron y bajaron al reírse de la resaca de Camilo; estaba rodeado de sus mejores amigos, quienes no se cansaban de presumir lo bien que se la pasaron en la fiesta de Mario. 

—Yo no pude ir... —Joaquín resopló y cruzó sus brazos sobre su pecho. 

—Oh, claro que pudiste; es más, te llamé para recogerte, y me dijiste que estabas muy ocupado, ¿qué te detuvo? 

—La pregunta es quién me detuvo. —Miró de soslayo a Emilio—. Hyung comenzó a actuar tan lindo que mi corazón no me permitió dejarlo solito. 

Los demás chicos rieron; no lograban imaginar a Osorio comportándose así de caprichoso. 

—Dios, Mailo, ¿cuántos dulces fueron esta vez? 

—¡No miento! Si supieran las cosas que hace Emi en casa... 

—Joaquín, no... 

—Hyungie se convierte en el chico más adorable del mundo cuando sonríe, cuando abulta sus labios, cuando trata de enojarse conmigo, o cuando intenta hacer algo por mí. A veces llega de la nada y me ataca con muchos besitos y me insiste para que le dé unos cuantos mimos. Amo que me abrace y me diga lo mucho que me quiere porque así puedo sentir cómo sus latidos y los míos se uni... 

Joaquín cubrió su boquita con ambas manos, apenas caía en cuenta de lo que reveló; no tenía el valor para ver la reacción de Emilio, ¿qué pensaría de él? 

Su respiración se aceleró y la primera lágrima se deslizó por su mejilla; ni siquiera se percató del momento en el que había sido apartado de las miradas preocupadas de sus amigos, pero el dolor que sentía en su pecho se mitigó al reconocer los gráciles brazos que lo ceñían. 

—¿No estás... molesto? —Aplastó su cachetito en el hombro ajeno mientras hipaba. 

—¿Por qué lo estaría? Lo que dijiste fue muy hermoso, bebé, no sabía que tenías esa imagen de mí. 

Enseguida, Joaquín esbozó una sonrisa, se aferró a la estrecha cintura de Emilio y restregó su naricita en el cuello de este a modo de cariño.

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