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Pasaron tres años desde que vi a mis hermanos, me mensajeaban por el teléfono y me llamaban a cada rato para saber como estaba y como estaba mi pequeño niño

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Pasaron tres años desde que vi a mis hermanos, me mensajeaban por el teléfono y me llamaban a cada rato para saber como estaba y como estaba mi pequeño niño. Las chicas venían a visitarme todos los días para traerle todo tipo de regalos a mi hijo.

Era su sobrino consentido, Storm es muy inteligente, entiende todo a la perfección cuando le hablo. Cuando lo veo me impresiona cada vez más el parecido que tiene hacía Glen, su padre. Lo único que heredó de mi son las pestañas y un poco en la vestimenta.

Él es un pequeño tranquilo y serio, me imagino que es la actitud de Glen porque yo no soy así. Esa hermosa mirada que posee hace que lo ame cada día más.

Estaba lavando unos cuantos platos, cuando escucho sonar el timbre, dejo a un lado lo que estoy haciendo retirando el delantal y los guantes que portaba en dirección a la puerta. Miré por el lumbral encontrándome con mis tres mejores amigas que cargaban con algo entre sus manos.

Abrí la puerta dejándolas pasar.

—¡Hola chicas! ¿Qué las trae por aquí?—até mi cabello en una cola, mientras llamaba a Storm para que bajara a saludar, las miré ofreciéndoles asiento y una taza de café.

Erza como siempre me abrazó tan fuerte, yo solo acaricie su cabeza con una pequeña sonrisa.

—Adivina que Juvia —habló entusiasmada Lucy quien era acompañada por Levy, tenían un brillo en sus ojos y la verdad no sé si estar feliz o preocupada por ello.

Sólo musité un "¿Qué pasa?".

—¡Compré voletos para irnos para el extranjero! —gritó con suma emoción mostrando 5 entradas para viajar en avión con asientos de primera clase, se me fue el aire en ese instante.

Al parecer quieren estar más tiempo con mis hermanos.

Si, Ellos ya son novios. De tantas videollamadas en línea lograron hacerse pareja, lo más gracioso fue que ellas se les declararon a ellos. Ojalá hubiera visto sus caras, por lo que contaron las chicas sus rostros estaban más rojos que un tomate y ni siquiera podían formular una palabra.

          ❜ | Storm FDonde viven las historias. Descúbrelo ahora