EL SECRETO DE MAMÁ

ES SECRETO...

ES SECRETO...

El día apenas llegaba al pequeño poblado de royal Woods, por la ventana del hotel donde se encuentran nuestros protagonistas se comenzaban a asomar los primeros rayos de luz, y nuestro albino hijo de puta suertudo favorito comenzaba a despertar, lentamente abría sus ojos para que estos se acostumbraran a la claridad, observo detalladamente donde se encontraba, no era su habitación, cerro los ojos otra vez y recordó los sucesos del día anterior, una sonrisa se formo en su rostro mientras acercaba más a la mujer que ya hacia dormida al lado suyo, las memorias de lo que habían hecho la noche anterior lograban hacer sentir una gran alegría dentro de su corazón, sin duda alguna era un suertudo, había logrado terminar la universidad y actualmente tenia un buen trabajo como gerente en una empresa recién inaugurada, además de un buen salario con el que fácilmente podría mantener una familia pequeña de tres personas, la cual se encontraba en sus planes a futuro, pero... de pronto recordó lo sucedido anoche, la interrupción que había recibido de su padre y algunas de sus hermanas que amenazaban con arruinar mucho mas que una simple velada, rápidamente esos pensamientos fueron opacados al sentir el calor del brazo de la mujer con la que compartía la cama, esta se acurruco en su pecho mientras seguía dormida, el albino solo se dedico a observarla con una sonrisa, a la mujer que amaba, la mujer que le dio vida, la mujer que le había traído al mundo, acaricio su cabello y logro una sonrisa de parte de esta, observo bien la habitación, era la misma en la que había iniciado sus encuentros a escondidas con su madre, le dio gracia el estado en el que se encontraba, ahora entendía por que le cobraban cargos extras, toda la habitación era un desastre, muebles tirados y un puño de condones regados por toda la habitación, todos usados, nunca a contado la cantidad de veces que se ha corrido, pero el ver casi vacío el paquete de cien le decía lo alocada que fue la noche, no importaba hacia donde observaba, ningún mueble quedaba impune, donde quiera posara sus ojos el recuerdo de lo sucedido anoche llegaba, las tantas posiciones en las que lo hicieron... una pequeña carpa se comenzó a alzar en la cama sin que el lo notara... por lo menos hasta que sintió algo, una mano... en su miembro, volteo a ver a su amante y ella solo le sonreía mientras subía y bajaba su mano debajo de las sabanas.

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Rita: -coloca su cabeza en el hombro del albino- veo que ya estas despierto.

Lincoln: -la observa a los ojos- con una mujer tan hermosa como tú a mi lado como no estarlo.

Rita: sabes... -desvía la mirada- aún tenemos un par de horas y... aún quedan algunos condones.

Lincoln: cierto... -pone su mano en su barbilla y dice en tono de burla- me pregunto que podríamos hacer.

Rita: -se encoje de hombros y se sonroja- ¿me harás decirlo?

Lincoln: no -se coloca encima de ella, toma su rostro y comienza a besarla-.

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Una nueva sesión de besos inicio, el albino tomo un condón de la caja que le había proporcionado el hotel, lo coloco en si miembro, espero a que su madre estuviera preparada para recibirlo y comenzó otra sesión de sexo intenso, las cuales se daban solo en momentos especiales, como el cumpleaños de alguno de los dos o en su aniversarios, uno a uno los preservativos se iban acabando, la dama rubia no dejaba de gemir de placer mientras el joven albino no le daba ni un solo segundo de descanso, pero eso no importaba, Rita amaba eso de su hijo, su fuerza y resistencia lograban enloquecerla, jamás en todas las ocasiones que estuvo con su marido, el logro hacerla sentir así, pero eso no importaba ahora, así que solo se limito a disfrutar del placer que le proporcionaba su hijo, disfrutando cada beso y caricia que este le daba, mientras que a Lincoln le llegaba a su mente el recuerdo de la primera ocasión que lo hizo con su madre, como un momento tan deprimente logro darles tanta felicidad a ambos.