Capítulo 4

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Al llegar a la dichosa heladería en unas de las calles principales de Plaza Sahara, la pareja de policías estacionan frente a esta y bajan. Nick tenía sus típicos anteojos color negro contra el sol, junto con su uniforme bien puesto. Judy estaba igual, con su cinturón donde tenía un arma de dardos tranquilizantes, su libreta y su pluma de zanahoria. Ya había dejado de llevar el gas anti zorros por obvias razones. El zorro se levanta las gafas de sol para ver la tienda directamente.

Parecía una heladería normal. Varios carteles con precios y tipos de helado junto con cachorros comiendo de este postre frío como publicidad. Lo más llamativo era su nombre, "Ice Cream Bunny's" escrito sobre la puerta en un gran cartel muy llamativo. Al lado de este había la pintura de una coneja de pelaje blanco con ojos azul celestes, y en su mano un micrófono. Seguramente se trataba de la mascota del lugar, como todo negocio debe tener algo que le haga sobresalir de entre el resto, y no sólo lo que venden.

Con eso en mente, la coneja es la primera en entrar a la heladería y ver dentro. Tenía algunas mesas en madera oscura, el suelo en baldosas al estilo ajedrez, muchos carteles con publicidad de diferentes helados y por su puesto la caja y los mostradores donde estaban todos los helados. También, en una de las esquinas había un pequeño escenario tapado por una cortina en color morado con estrellas. Al fondo había otro escenario, este más grande y estaba tapado por una cortina del mismo color con la diferencia que está tenía el nombre de la tienda en grande junto con su mascota.

Todo parecía una heladería normal, quitando los escenarios. Lo primero que pensó Judy es que era para cuando tenían pequeños eventos como aniversarios o era alquilado para eventos personales.

Nick al entrar lo primero que hace es ver la caja, en la cual estaba una joven nutria con el uniforme del lugar, un delantal morado con el logo de la heladería y una gorra igual. Ella al ver a los oficiales sonríe con amabilidad dispuesta a servirles algo. No pensaba que venía por algún caso, ya que la empresa se guardó la información para no hacer mal nombre a su heladería.

—Buenos días, oficiales —saluda la emplada—. ¿En qué les puedo ayudar?

—Quisiéramos hablar con el jefe del lugar —habla con seriedad el zorro quitándose los lentes de sol que tenía y se los guarda en su bolsillo.

—Lo siento, pero por el momento no se encuentra —responde la nutria bastante apenada pero a la vez intrigada—. ¿Sucede algo malo?

—Usted debería estar enterada de lo que pasó —dijo la coneja muy confundida.

—Lo siento, pero no sé de qué me hablan.

—Vera, señorita. Hace un par de días se ha dado la noticia en la comisaría que hay varios cachorros desaparecidos en la ciudad, y todos ellos se comunican aquí —le contaba el zorro—. La última vez que fueron vistos fue en esta heladería. Por eso estamos aquí.

—¡¿Qué?! —la nutria al escuchar eso se altera bastante.

—Tranquila, lo más probable es que su jefa haya querido guardar esto para no dañar el nombre de la heladería —dice Judy al pensar en una posible explicación.

—De igual forma necesitamos hablar con él, así que cuando vuelva comuníquese con el comando central de la Policía de Zootopia —habla Nick dándole una tarjeta donde estaba el número de la comisaría—. Esperamos su colaboración.

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