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Tres pasos mas fueron suficientes para llegar a aquella pequeña sala... aquella sala donde me derribaste la primera vez que te visité, y todo por querer tomar uno de tus tan apreciados chocolates de licor. Aquella donde cada noche me arrastrabas a ver aquellas cursis películas a blanco y negro que tanto te encantaban, donde leíamos nuestros libros y yo te admiraba cada vez que caías dormida.

Ella fue testigo de tantas reuniones con nuestros amigos, tantos desvelos trabajando mientras uno cuidaba del otro, tantas explicaciones de tu parte sobre porque un personaje de tus novelas no debió morir o sobre a quien debió haber elegido la protagonista, tantas persecuciones para decidir quien se quedaría con el control remoto, tantas conversaciones importantes o sin sentido que hacían que el tiempo se nos escapara de entre los dedos... aquella pequeña sala que fue testigo de tantas cosas.

Sweet MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora