Era la víspera de Navidad. Taeyong se adentraba al callejón que solía frecuentar para el intercambio. Iba acompañado de dos chicos, sus dos chicos de confianza.
La calle era silenciosa y solitaria, nadie debía presenciar lo que ocurriría allí. La oscuridad y la mala fama de aquel barrio mantenían a todas esas parejas y familias amorosas alejadas en una fecha tan señalada. Nadie se atrevería a pasear por esas calles donde abundaba la delincuencia y la mala vida, nadie salvo Taeyong y su banda.
Caminaba con seguridad y tranquilidad. Ya había hecho esto muchas veces, demasiadas para su corta edad. El plan era sencillo y si se complicaba ya sabía que debía hacer. Para él, este era el trabajo más sencillo y a la vez más aburrido. No soportaba que la gente fuese tan predecible. Ya veía intuir sus movimientos antes de que ellos lo pensaran y eso resultaba muy frustrante.
Apoyó su espalda contra la pared y se deshizo de su cigarillo con notorio mal humor. Echó su cabello largo hacia atrás mientras suspiraba pesadamente.
-Odio que me hagan esperar. -Resopló metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta.
Los otros dos chicos nunca hablaban, simplemente obedecían ordenes sin rechistar. Eso hacía las cosas para Taeyong mucho más fáciles, pero de nuevo era aburrido. El sonido del motor de un coche les hizo saber que las personas a las que ellos estaban esperando ya habían llegado.
Taeyong se incorporó y adoptó una pose que desprendía seguridad y al mismo tiempo conseguía intimidar. Aunque nada daba más miedo que la expresión de sus ojos cuando estaba listo para la acción. Unos orbes oscuros y penetrantes que conseguían intimidar a quien fuera. Una mirada que no sabrías catalogar como fuego o hielo, más bien una batalla entre ambos para ver que conseguía dominarlo.
A veces tan frío y misterioso como un pedazo de hielo, otras tan enérgico y carismático como el mismísimo fuego. Fuera cual fuera siempre conseguía su cometido cuando te miraba. Dejarte congelado o quemarte vivo, ninguna de ellas agradable.
Dos hombres con traje aparecieron en aquella calle sin salida. Detrás de ellos un hombre de mediana edad caminada con tranquilidad sosteniendo un maletín de cuero negro.
Taeyong conocía el protocolo a la perfección, así que con una seña, indicó a uno de sus hombres que dejara la bolsa de lona cargada de armas en el suelo, frente a aquellos individuos. Cuando estuvo lo suficientemente cerca para ver el rostro de aquel hombre que sostenía su dinero no pudo evitar sonreír maliciosamente.
-Parece que te han gustado nuestras armas. -Comentó Taeyong con una expresión neutra en su rostro. Después de sostener la mirada a aquel hombre por unos segundos prosiguió a sonreír inquietándolo aún más.
-No tengo tiempo para charlas sin sentido. -Se quejó el hombre. Acto seguido dio un par de zancadas que lo dejaron a penas un metro de distancia de Taeyong. Eso logró sorprender al chico, pues nunca nadie se atrevía a acercarse tanto a él. -Aquí tienes tu dinero. 70.000 dólares. -Dijo entregándole el maletín de mala manera y con prisas.
Taeyong apretó los dientes y tensó la mandíbula, no le gustaba la gente maleducada. Sonrió falsamente mientras apretaba sus puños. Si hubiera sido otra persona, ya le habría dado su merecido por esa actitud, pero tratándose de un cliente tan fiel y que dejaba tanto dinero, tenía que mantener la compostura.
El hombre prosiguió a irse con la bolsa llena de armas seguido por sus guardaespaldas, pero no iba a dejar que eso ocurriera, aún faltaba el paso más importante.
-¿Dónde vas con tanta prisa? ¿Llegas tarde a la cena familiar? -Se burló Taeyong con aparente simpatía. Su risa no parecía malvada, al contrario, era bastante contagiosa. El hombre lo observó durante unos segundos confundido sin entender la situación, pero después empezó a sonreír.
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addicted to your toxic - Taeyong (nct)
Fanfiction- No te hagas ilusiones conmigo. + Procuro no hacérmelas. No sueles dar la talla.