𝘾𝙖𝙧𝙩𝙖𝙨 𝘼 𝘼𝙢𝙮 𝙍𝙤𝙨𝙚

Tercera Carta

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Valla, es una lastima, ni si quiera sabes quien soy y el tiempo se acaba, supongo que así tiene que ser, si no me descubriste en dos días menos lo harás en 15 horas.

Bueno, entonces terminaré con esto antes de que el tiempo me arrebate la oportunidad de hablarte claro... O bueno, escribirte claro.

Estuve repasando, ya descubrí cuando me enamore de ti, fue aquella tarde, solo tú y yo, probablemente no lo recuerdes, pero creeme que para mí significó todo. Me salvaste, esa y aquella vez.

¿Qué?

¿Creíste qué te daría mi nombre?

Ok, lo hare

Soy Sonic

...

O quizá soy Tails

También podría ser Espio, algunas fuentes me dijeron que lo vieron rondando por ahí aquel día.

Tal vez sea Shadow, ese tipo al que nadie quiere.

Posiblemente sea Jet, tú viejo amigo del skate.

Puedo ser cualquier persona, y eres tan descuidada que ni si quiera notarias algo frente a ti.

Te amo, te adoro, con todo mi ser, espero algún día poder susurrartelo al oído mientras nos acurrucanos en tú cama.

Adiós Amelia Rose.

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Tercer día, 9 de la mañana, tercera carta, ella ya no estaba feliz, ni emocionada, ni si quiera sorprendida, sentía un terrible vacío por no saberlo, no lo había descubierto, sólo quedaba un día y ni siquiera tenía algo, una pista, algún indicio de quien era esa persona, todo era un juego, y ella era el peón que su admirador manipulaba una y otra vez a su antojo.

No sabía que hacer, ya no quería pensar, eso le daba dolores de cabeza, y mientras más lo hacía, más y más mal se sentía.

Debía hacer algo, si no podía saber el nombre de su enamorado, al menos ayudaría a que su amiga encontrará al suyo. Se vistió de forma simple y rápida, tomando lo primero que encontró, luego sus llaves, teléfono y listo, estaba todo bien, salió de casa sin decir una palabra a los chicos, quienes se miraron confundidos por su extraña actitud, aunque bueno, la verdad es que no les interesaba. Su caminata llegó hasta la casa de la señora Vainilla, fue recibida por la coneja mayor, quien le indicó que la pequeña estaba en su alcoba, piso de arriba, lado izquierdo, claro que lo recordaba, entró por la puerta sin tocar, puesto que estaba muy decidida, ahí se quedó muda y estática, Cream estaba sentada en el piso mientras que la hoja de papel estaba tirada a un lado de ella, Amy tomó su mano y se sentó a lado de ella mientras tomaba el papel y comenzaba a examinarlo.

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Linda Cream, esta será la última carta que recibas de mi parte, a pesar de eso quiero que sepas que todo lo escrito estos últimos días es cierto, cada palabra, cada verso, es real, tanto como tú y como yo.

Debo decirte quien soy, quiero que dejes de preocuparte por ese asunto. Así que antes de hacerlo, me despido, por que sé que cuando este día acabe volveré a ser el mismo tonto de antes incapaz de aceptar sus sentimientos.

Te ama, Tails.

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- Es Tails - susurró mientras al parecer no lo creía, era Tails, siempre fue él.

- ¿Sucede algo? - preguntó mientras le mostraba una sonrisa, aquellas de las cuales sólo pueden transmitir una cosa, tranquilidad.

- Es sólo que... Esto es una sorpresa.

- Él te quiere - comentó mientras dirigía su vista al frente.

- Y yo a él - completó mientras acompañaba a su amiga.

- Entonces ve y díselo - agregó mientras se ponía de pie y le acercaba su mano a la altura de su cara.

- ¿Ir, decirle? - cuestionó dudosa mientras tomaba su mano enguantada y se incorporaba de pie.

- Claro, a menos que quieras desperdiciar esta oportunidad - susurró divertida mientras ella bajaba la mirada.

...

- Vamos viejo, debes de decirle - suplicaba el zorrito mientras su amigo comía calmadamente un chilidog.

- Pará qué - replicó mientras le daba otro mordisco a su comida - está locura termina hoy - añadió mientras observaba su reloj.

- Aún te queda tiempo viejo - suplicó mientras intentaba hacer que su amigo recobrara la razón.

- Esas cartas hicieron que mis verdaderos sentimientos salieran, no creo que...

- Hola - saludó alegre Amy mientras Cream venia detrás de ella oculta con el sobre en mano.

Al observarla Tails sintió miles de mariposas revolotear en su estómago, la chica pasó de largo el saludo del erizo y se acercó hasta él, tomó de su bolsa y lo arrastró lejos de ambos, lo que fuera que debían hablar seria en privado.

El aire se estaba volviendo incómodo, o al menos el celeste lo sintió así, la rosada simplemente no le tomó importancia, aún continuaba pensando en su situación, siendo ahora las 12 de la tarde le quedaban tan sólo 12 horas.

- ¡Hey!, ¿sucede algo? - preguntó por fin mientras la volteaba a ver.

Ella le devolvió la mirada con una sonrisa algo melancolica, "hay que decirle" se repetía en su mente, "no pierdes nada por intentar" - no se quien es - contó mientras él se miraba confundido.

- ¿Quién es qué, Ammes?

- El chico que me mandó las cartas - rendida le mostró los tres sobres, Sonic los tomó y comenzó a leer cada uno de ellos - la letra, la forma de escribir, no eh visto nada igual - le contaba mientras el azul continuaba con su lectura.

- Diablos - susurró mientras por fin entendía lo que Tails le decía.

- Escucha, se que es muy estúpido, y te pido perdón por preguntarte esto... Debido ah... Bueno, tú sabes... Pero... ¿Fuiste tú?

- Emmm - tartamudeo mientras sus nervios se apoderaban de él.

- Es que, la casa tiene seguridad, nadie que venga de fuera pudo ser, pensé primero en Silver, pero él quedó descartado por lo de Blaze, entonces solo me quedaste tú y...

- Un segundo - pidió mientras salía corriendo de ahí, dejándola sola con sus pensamientos.

El chico volvió con algo oculto tras de sus manos, Amy quería saber de qué se trataba, lo necesitaba - primero... Necesito explicar algo - añadió mientras se acercaba a ella mirando sus delicados orbes verdes.

♥️Continuará♥️

Estamos por terminar esta historia (que yo les advertí que sería cortita)

Den sus últimas apuestas, ¿Sonic mando las cartas?

Cha0s c0ntr0l ✨