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Durante estos días me había dedicado explorar cada rincón de la ciudad, descubriendo las bellezas turísticas que ofrecía durante el día mientras en las noches solía ir a beber un par de copas, podía deducir que la vida aquí se limitaba a unas cuantas cosas: Dormir, comer, formar una familia y luego destruir esa familia siendo infiel con cualquier persona que encuentres en aquellos lugares nocturnos.

Además de que mi opinión de los muggles habían cambiado, jamás había conocido a personas tan groseros... Bueno si las conocía ya que en Hogwarts estaba infestado de ellas, tanto que quisiera lanzarlos a un hipogrifo. Pero la culpa fue claramente de ellos, ya que se tropezaron cuando estaban tonteando en la calle.

Hoy al igual que los días anteriores volvía a salir para explorar el lugar, no sabía cuánto tiempo estaría de visita, pero estaba segura de que no volvería por lo menos en 5 años, quería volver a tomar mi vida en las zonas rurales, despertar por el sonido de los insectos y no de los autos.

Extrañaba aquella comida con más verduras que cosas procesadas y los días llenos de adrenalina ya que no sabias si en algún momento te iba a picar una araña venenosa o un gusano quemador se iba a trepar por tu pierna... Si eran buenos días.

Pero ahora en vez de escuchar los gritos de espanto de distintos excursionistas tenía que escuchar los gritos de una mujer.

Estaba enfrente de un banco el cual tenía una multitud bastante enojada, enfrente de ellos una mujer que al parecer era la líder y la causante, gritaba cosas bastante... curiosas... Por no decir que tonterías, los hombres rectos y serios la miraban mal, a ella, pero más a las personas que apoyaban/creían lo que decía.

Aburrida de explorar la ciudad me acerque simplemente para perder un poco de tiempo, tal vez me contagie del enojo de los demás y termine gritando más que la mujer, aunque es seria blasfemar de lo que soy.

— ¡ESTAN AQUÍ!, Entre todos nosotros... Se quieren llevar a nuestros hijos y para evitarlo... ¡TENEMOS QUE QUEMARLAS! — Los gritos de la mujer demostraban cuanta furia cargaba en su interior.

Me daban ganas de contestarle que ningún mago quisiera secuestrar niños llorones, ¿Para que los voy a usar?, ¿Sirvientes? No para eso tenían elfos domésticos, ¿Ayudantes? No si queríamos algo simplemente un agite de varita y lo teníamos en la mano... No le veía el beneficio de tener un mocoso llorón conmigo y dudo que mis antepasados quisieran un muggle pisando sus hogares.

Solté una pequeña risa al imaginármelos retorciéndose en su tumba.

Camine entre las personas para poder seguir riéndome un poco más de lo que decía la señora, una persona me paso un panfleto donde venía exactamente lo que la mujer decía, al levantar la mirada y ver la niña que estaba repartiendo los volantes me dio lastima.

Debería estar jugando, no apoyando la ideología de la que suponía que era su madre, al ver al chico.... Sentí como mi corazón se detenía al instante, mis manos comenzaron a temblar arrugando el papel y sentí como la respiración me faltaba... Ese chico... Quien estaba enfrente de mi... Era una copia exacta de mi padre cuando era un adolescente.

Él es real... ¿verdad?

No podía ser producto de mi imaginación, aquellos ojos, la forma de sus cejas, nariz. labios, todo era igual a él.

— ¡Usted! — El grito de la mujer hizo que saltara del susto — ¿Qué lo trajo hasta aquí? —

Mientras todos observaban a la persona que le pregunto, intente acercarme mas aquel chico ya que estaba segura de que era la persona por la que Alex y yo habíamos buscado por tanto tiempo y ahora estaba enfrente de mi... Estaba parado repartiendo volantes a solo unos metros de mí.

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⏰ Última actualización: Jun 13, 2023 ⏰

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