[C U A R E N T A]

724 102 16
                                    

—Hablando mal de mí seguro —murmura Joel, encendiendo el auto luego de que abrochara su cinturón.

Sonrío un poco.

—Deja de creerte el centro de atención.

—Al menos... —se calla antes de continuar, volteo para verlo y lo encuentro mordiendo su labio para no reír—. No puede ser que iba a decir algo fuera de contexto.

—¿Qué?

—Haría un chiste, o bueno, un intento. Pero lo pensé y sonaba muy fea.

—¿Usarías doble sentido respecto a lo que dije? —Asiente con una amplia sonrisa—. Maldito pervertido.

Suelta una gran carcajada que resuena por todo el interior del carro debido al silencio que hay. Me animo a encender la radio buscando una emisora que esté pasando música relajada.

Cojo mi teléfono para seguir desbloqueando niveles de ese jueguito adictivo. Por lo menos funciona sin estar conectado a una red y gracias a ello no me saltan anuncios publicitarios de cosas tontas.

Pero la aplicación "Ganaste un Amigo" fue la mejor.

¿Qué será de ese desconocido? ¿Creerá que soy alguien malo por haberle dejado de hablar?

—Esa canción fue la favorita de Noelia —escucho que susurra Joel.

—¿Quieres que busque otra emisora?

—No —responde tosco, se da cuenta del tono empleado y suspira—. Perdón.

—Descuida.

Respiro hondo, inclino mi cabeza hacia el lado de la ventanilla mientras juego.

—De alguna forma me siento conectado a ella cuando la escucha, no en lo sentimental, pero sí como si fuese un ángel guardián. Es una canción en la que busco su perdón.

Llevo mi mano hacia la suya, aprieto con fuerza cuando su voz sale ahogada.

—Si ella te perdonó, tú puedes hacer lo mismo contigo —aseguro.

—¿Entonces por qué no sigues tu consejo?

Permanezco en silencio, alejando mi tacto. Él no vuelve a hablar y eso está bien por ahora.

Observo cómo vamos llegando a un sitio concurrido, hay muchos autos y cantidades enormes de personas. Sin embargo, Joel no se detiene hasta llegar a un grifo. Giro sumamente alarmado.

—¿Por qué nos detuvimos aquí?

—El auto se está quedando sin gasolina —explica colocándose unas gafas similares a las que me dio junto a una gorra— Podemos ir a la tienda que hay y comprar todo de una vez.

No sé cómo decirle, pero tengo un mal presentimiento. Es más, desde que salimos estoy así. No confío siquiera en la luz de la luna.

—¿Y si mejor volvemos? —trato de persuadir sujetando su brazo.

—¿Estás bien? —niego soltando las primeras lágrimas—. ¿Ocurre algo, cariño?

—Tengo miedo, como... algo malo va a pasar.

—Por supuesto que no. Si quieres quédate mientras yo voy.

—¡No! Joel, hazme caso —suplico.

Sostiene mis manos con las suyas, dejando besos en ellas.

—Todo está bien.

Vuelvo a negar, esta vez me arrojo a sus brazos batallando con el cinturón. Me aferro a él como no lo había hecho antes, llorando a más no poder y temblando. Podría fácilmente verme como un gatito perdido en un día de invierno bajo la fuerte lluvia.

—Cariño, no me gusta verte así —murmura sobando delicadamente mi espalda.

—Promete... prométeme que volveremos a casa y me harás una vez más el amor en nuestra habitación, Joel.

—Erick.

—P-Por favor —suplico en un hilo de voz.

Suspira lento.

—Lo prometo.

Esa noche descubrí que Joel sí puede cumplir promesas, y que a lo mejor yo también puedo.

Pero siempre habrá alguna circunstancia que no lo permita.

Ambos fallamos.

***

Uhm, me huele a un poco de drama :D

Besos.

Ganaste un amigo || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora