[C U A R E N T A -Y- D O S]

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—¿Qué sucede? —pregunto una vez que abordo, dejando las compras en los asientos traseros.

—Me pegaste tu paranoia. Además, el tipo no dejaba de hacer preguntas raras.

—¿Si eras nuevo por aquí? El anciano también fue así.

Suspiro agotado, colocando mi mano encima de la suya, giro el rostro hacia Joel y le sonrío un poco. Las luces de las farolas es lo que me permite admirar su rostro de mejor manera.

—Vayamos a comprar un helado —propone con voz ligera.

—Joel —reclamo—, deja de tentar a la suerte.

Se detiene en un semáforo, voltea haciendo un puchero y mirándome como si fuese un cachorrito abandonado. No me resisto, termino cediendo y beso sus labios de forma casta.

Llegamos a un parque mas o menos deshabitado, acomodamos nuestra ropa y las gafas. Esta vez dejo el gorrito en la guantera junto con mi celular. Joel se encarga de abrir mi puerta luego de que parte del abrigo quedara atascado y casi caigo por mis movimientos bruscos.

Su brazo rodea mis hombros, atrayéndome hacia su cuerpo donde me siento cálido y protegido.

—Estos días a tu lado me enseñaron que en verdad, no hay tiempo determinado para comenzar a amar —la melodía es suave, apenas canta en un bajo susurro que eriza mi piel.

 —Cállate —pido avergonzado con las mejillas ardiendo, muerdo mi labio para evitar la sonrisa.

—¿Por qué lo haría? Mereces todas las canciones de amor y desamor.

Me hago el ofendido ante lo último, golpeo ligero su estómago y Joel se limita a carcajearse. En un acto inesperado me carga, rodeo su cintura con mis piernas antes de que termine sobre el suelo por su culpa. Tal cual estamos fuimos hacia un puesto de helado. Compramos uno solo y pedimos dos cucharas pequeñitas.

Falta de dinero ya te siento.

Estaba relajado hasta que otra vez esa incomodidad llegó a mí.

La misma sensación de incertidumbre ante lo que puede suceder en cualquier momento.

No dudo un segundo más y comienzo a arrastrarlo hacia el carro, miro a todos lados porque esta vez sí hay gente que observa nuestros movimientos, incluyendo un par de policías cerca de la zona.

Los minutos pasan veloz, como si yo no estuviera viviendo esto, como si fuese viera de lejos y no lo sintiera.

—Erick —escucho a lo lejos.

Mis manos están aferradas a los bordes del asiento, Joel acaba de aumentar la velocidad y ahora sé que estamos perdidos.

—Erick, amor.

Parece que mi corazón va a detenerse o en otro caso a salirse de mi pecho por los fuertes latidos. El ruido de las sirenas policiales no ayuda en nada, solamente quiero que aparezca una solución pronta.

—¡Detengan el auto!

Gruesas lágrimas empiezan a desbordarse y mojar mis mejillas. Tengo miedo.

—Cariño, escúchame...

—N-No te detengas —suplico angustiado.

Solo quiero llegar a casa y abrazarme a su cuerpo mientras inventamos una vida donde seamos felices.

De un momento a otro quito el cinturón y me lanzo hacia el volante en un acto desesperado porque estaba reduciendo la velocidad. No voy a rendirme ahora que tengo una familia.

El auto comienza a patinar sobre la pista, los costados chocan con un par de autos y mis gritos se pueden escuchar a la perfección.

Por primera vez no quiero morir así. No quiero que acabe la vida de Joel y mucho menos la mía.

***

No me resistí para subir otro capítulo :3

Besos.


Ganaste un amigo || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora