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Narra Buenos Aires

Me desperté emocionado, hoy era un gran día, hoy le confesaría mi amor después de tanto tiempo, al fin se lo diré.

Me levanté rápido y emocionado, me puse mi uniforme escolar y traté de arreglarme lo mejor que pude, no podía arruinarlo.

Me puse en mi cabeza mi corona de laurel favorita y verifiqué que cada detalle de mi, hasta el más insignificante estuviera perfecto.

Sin esperar a ninguno de mis hermanos, tomé mi mochila y comenzé a dirigirme a mi colegio con una notoria y animada sonrisa en mi rostro.

—Bueno boludo, es fácil, te le acercás lo más piola que puedas, la invitas a su heladería favorita y se lo confesás—

Suspiré enamorado un momento.

—Lima...—

Fuí bajado de mis pensamientos cuando oí la bocina de un automóvil tocarse.

Ya casi me encontraba frente a la entrada, solo debía cruzar la calle, estaba por hacerlo hasta que desvíe la mirada y la ví...
Lima se encontraba con La Paz, se veían felices, reían y estaban... ¿¡sonrojadas y tomadas de la mano!?
Sentí un dolor en mi pecho, aún así me acerqué a ellas.
Valla sorpresa la que me llevé.

—Oh ¡Hola Buenos! Ella es Paz, mi novia—

Me dijo con total normalidad para después besar la mejilla de la más baja.

El dolor en mi pecho comenzó a hacerse aún más intenso, sentí mi corazón romperse en pedazos.

Lo único que pude hacer fue regalarles una sonrisa forzada, volteé y me alejé lo más que pude de ellas.

Claro que ya se estaban por alejar de mi ya que el timbre había sonado y debían dirigirse a sus clases.

Corría por los pasillos con la mirada baja, cubría un poco mis ojos con una de mis manos para que nadie los notase llenos de lágrimas a pesar de que el lugar ya se encontraba casi vacío, que suerte, porque estaba destrozado y odiaba que me vean llorar.

Y por error, choqué con Santiago, provocando que ambos caigamos al piso.

Narra narradora omniscente

—¡Weón! Ten más cuidado—

Fue lo primero que dijo el santiaguino para luego alzar la mirada y encontrarse con el bonaerense derramando gruesas y gran cantidad de lágrimas las cuales terminaban mojando el piso ya que aún tenía la mirada baja, no podía evitar llorar ni podía contener su dolor.

—P-Perdoname Santiago—

—¿Buenos Aires? ¿Que chucha te pasó weón?—

Preguntó preocupado tomándo cuidadosamente del mentón al nombrado y haciendo que lo mire a los ojos, ver esos ojos rojos y brillantes como rubíes llenos de lágrimas y con una mirada de dolor lo conmovió.

—E-Ella... ella tiene n-novia—

Al decir estas palabras, (lo único que pudo decir en realidad) sus lamentos aumentaron.

"Ella es Paz, mi novia" esas palabras que había pronunciado la limeña no paraban de sonar en su cabeza una y otra vez.

—Pucha...—

Hizo una pausa y decidió abrazarlo, acción que fue correspondida por el más bajo quien comenzó a llorar sobre su hombro.

Santi sabía perfectamente que se sentía que una persona te hablara y deseara a otra y que ni se percatara sobre que quien te habla sobre la otra, te tiene loco...si tan solo te dieras cuenta, Buenos Aires. Claro que Santi jamás se rendirá y si no llegara a conseguir su amor, al menos podría ver a su amigo ser feliz por más que sea con alguien más. Pues por mas que te doliera, no puedes obligar a alguien a amarte.

𝐜𝐨𝐧 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐞𝐧 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐬𝐨𝐧𝐫í𝐨 [ STGO × BSAS ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora