Parte 2

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Las palabras de Daryl aún retumbaban en la mente de Carol. No podía creer que fuese real. Se habían besado y confesado su amor.

Tenemos futuro. Juntos.

Carol sonrió entre lágrimas, y él le correspondió con la mayor sonrisa que jamás había visto. Sus ojos pequeños brillaban más que nunca.

Daryl levantó su mano hacia uno de los mechones que caían por delante de su cara, apartándolos para poder observarla mejor. Ella cerró los ojos cuando sus dedos rozaron su mejilla. Carol se inclinó juntando sus labios con los suyos de nuevo. Elevó sus brazos por encima de sus hombros desnudos, rodeándole.

Un gemido de satisfacción salió de la boca de Carol, y Daryl sintió que le llevaba a la locura, cuando ella abrió sus labios dejando entrar su lengua en su interior; en un beso amoroso, cariñoso, lento, pero a la misma vez; sensual.

El tiempo se detuvo para los dos, quienes abrazados en mitad del sótano, siguieron en ese beso erótico mientras soltaban pequeños gemidos de satisfacción. Las manos de Daryl corrían por toda su espalda apretando su cuerpo contra el suyo. Él no quería soltarla.

El arquero sintió la dolorosa erección empujando en sus pantalones negros. Carol se apretó más en su contra, le encantaba sentirse la mujer más deseada del mundo y su cuerpo se estremeció de placer por esta sensación.

Él se separó avergonzado, pero a la misma vez, excitado.

—Lo siento. —Dijo él con voz ronca.

—No te disculpes. —Susurró ella, dejando caer la mirada hacia ese torso desnudo, al mismo tiempo que se lamía los labios.

Contempló sus ojos de nuevo, pudo ver como estos irradiaban una fuerza salvaje, pero parecía que intentaba controlarse.

Con la mirada puesta en él, Carol alargó su mano bajándola con lentitud por todo su pecho, rozando sus tetillas con la punta de los dedos como si de una pluma se tratara, sin dejar de mirarle a los ojos. Casi sin querer, ella rozó una de sus cicatrices y notó que la respiración de Daryl se aceleró, e incluso parecía incómodo.

— ¿Quieres que continúe? —Preguntó Carol, dejando sus manos quietas sobre sus hombros.

Él no dijo nada, pero asintió.

Daryl estaba nervioso, tenía una erección tremenda en sus pantalones que le impedía pensar, mientras sentía la boca seca. La mujer a la que en secreto llevaba amando y deseando desde hace años, estaba delante de él haciéndole una proposición que jamás pensó que sería real.

Daryl estaba paralizado mientras notaba las manos de Carol en su cuerpo, que le hacían sentir tan bien. Ni siquiera se puso a pensar que una persona estaba viendo y tocando sus cicatrices. Le miró a los ojos, repasando sus manos hacia abajo en el centro de sus pectorales. Era delicada y con suavidad.

Carol no quería dar un paso en falso. Conocía a Daryl, deseaba ir despacio pero verle allí, descamisado, y mirándole de esa forma, no sabía si podría aguantarse.

Cuando él le besó de nuevo, todo se prendió. Este fue muy intenso, en esta ocasión, la ternura dio paso a la desesperación que habían aguantado durante tantos años. Las manos de ella bajaron por su torso hasta el inicio de sus pantalones.

Carol se separó de él, se miraron, llevando sus propias manos a su ropa, levantando el camisón. Daryl centró sus ojos en los suyos, y parecía indeciso sobre si debía mirar o no. Ella medio sonrió, antes de morder el labio de forma sensual que hizo que él sintiera más deseo. No pudo resistir más, bajó la mirada hacia su cuerpo semidesnudo. El sujetador y las bragas era lo único que le cubría en ese momento. Daryl se dio cuenta de algunas de las cicatrices que anidaban su piel. Pero, la encontraba tan sexy y hermosa, que tuvo la necesidad de tocarla, llevó sus manos a su cintura acercándole más a él, y volver a besarla, aprovechando para acariciarla.

Contigo (one-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora